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Sinking House de París

Hay quien, a la hora de visitar una ciudad, le gusta captar con su cámara todo aquello que le sorprende. Desde las fotos más clásicas a las más elaboradas, en el mundo de las redes encontramos toda una serie de ideas para jugar con las perspectivas y no tener nuestros recuerdos en los encuadres de siempre.

Este sería el encuadre tradicional del edificio que os quiero mostrar

Ejemplo de ello es la fotografía de la publicación de hoy. En el 18e arrondissement parisino, tenemos un edificio en Montmartre, que hace las delicias de los fotógrafos intrépidos. Algunos lo llaman la Sinking House o Casa Inclinada, la cual no hay que confundir con la Maison Fond. Así que la Torre de Pisa no tiene la patente de edificios inclinados en Europa.

Aquí ya tendríamos el edificio un poco inclinado

Para que parezca que el edificio resurge de la tierra, se juega con la perspectiva del suelo en pendiente. La verdad que es un edificio que pasa un poco desapercibido con la monumentalidad de la Basílica del Sagrado Corazón justo al lado, pero ello no quita que, quien se fije en él, lo pueda disfrutar en medio del barrio de Montmartre.

Sacré Coeur de París

Las ilusiones ópticas son todo un mundo por descubrir. Además, yo tuve la gran suerte de tener la naturaleza de mi lado y de hacer, de esta foto tan típica, una captura única, pues las palomas se hicieron mis amigas y se pusieron de mi parte.

Mi captura única, con las palomas libres

Espero que os guste tanto como a mí.

¿Vosotros también tenéis fotos jugando con la perspectiva?
¿Me contáis dónde las hicisteis?

Fuentes Wallace

Por las calles de París puedes encontrar toda una suerte de fuentes entre las que están aquellas a las que dedico la publicación de hoy: las Fontaines Wallace.

Son instaladas en París en 1870 como puntos de agua públicos y potables. Aunque parezca que portan el nombre de su creador, no es así. Las diseña Charles Auguste Lebourg y es Richard Wallace quien financia su construcción.

Wallace fue un filántropo con fortuna que decidió invertir su dinero en diversas actuaciones que facilitaran la dura vida de los habitantes de París del siglo XIX. Una de esas obras fue la instalación de diversos puntos de agua en la ciudad porque había subido el precio de la misma y las clases más desfavorecidas no tenían acceso a este recurso tan básico.

Una obra de tal envergadura había de jugar bien con los costos, así que se optó por el hierro fundido por su bajo precio, además de su buena resistencia y mantenimiento. Su color es el verde oscuro porque el mobiliario urbano de la época era de este tono, de forma que se integraba lo mejor posible en el entorno, sin embargo, desde 2011, podemos encontrar diferentes fuentes Wallace en rosa, amarillo y rojo.

La más común de estas fuentes es la que porta las cariátides en color verde. La Bondad, la Simplicidad, la Caridad y la Sobriedad, quienes se van correspondiendo con cada estación del año. Con todo, todavía podemos encontrar dos resquicios de fuentes que no tienen cariátides, sino columnas. Una de ellas se encuentra en la rue Rémusat y, la otra, en la avenue des Ternes.

Las fuentes Wallace no sólo se encuentran en París, sino que también las podemos encontrar en las calles de Londres, Río de Janeiro, Zurich, Montevideo, Burscheid, Nueva Orleans y sí, también en España (San Sebastián, Ferrol y Barcelona).

Si tú también has tenido la oportunidad de ver alguna de estas fuentes, dime en los comentarios en qué ciudad fue.

Museo de la Armada y de los Planos y Relieves

Un 3 de noviembre de 2018 estaba yo en modo guiri por el mundo, concretamente, visitando el Musée de l’Armée y el de los Planos y Relieves en París. Además, este complejo también alberga el Hôtel National des Invalides, la Iglesia del Dôme y la de Saint Louis des Invalides, los cuales tuve la oportunidad de visitar en otras ocasiones. Es demasiado grande para verlo todo en un solo día.

Ya los alrededores son imponentes. La gran Esplanade des Invalides se extiende desde el puente de Alexandre III hasta que la vista alcanza al fondo la cúpula dorada de su iglesia. Una vez que estamos más cerquita, señala al cielo una hilera de cañones que te dan la bienvenida al recinto.

El Hôtel des Invalides o Los Inválidos en su origen fue un palacio del XVII que tenía por objetivo alojar a los soldados heridos o ya retirados como forma de agradecerles el servicio prestado a la monarquía de Louis XIV. De hecho, hoy en día los soldados mutilados o jubilados pueden seguir aprovechando este espacio.

La Iglesia del Dômo es aquella que tiene una cúpula dorada que destaca sobre todo el conjunto arquitectónico. Ésta fue recubierta hasta cinco veces de oro (igual por eso brilla tanto, ja, ja, ja). De los que se encuentran allí enterrados el más famoso es Napoleón, cuya tumba es un sarcófago gigante de cuarzo rojo rodeado por una cripta circular donde se narra, en los diferentes relieves, historias de este famoso emperador. Aunque como todos sabemos, París no fue siempre el lugar de descanso de Napoleón, sino que sus restos fueron traídos desde la Isla de Santa Helena, ya que murió en el exilio. Algo que me sorprendió muchísimo fue que, nada más entrar, a la derecha, se encuentra la tumba de José I Bonaparte, nuestro Pepe Botella. Y yo no sé si es que no lo esperaba encontrar ahí o qué, pero quedé flipando muy mucho al encontrar al poco querido rey de España.

Aprovechando que estamos hablando de muertos famosos, el hijo de Napoleón también se encuentra en este mausoleo, pues el mismísimo Hitler lo cesó al gobierno colaboracionista de Vichy, o los relevantes mariscales Lyautey, Foch y Leclerc.

En la Iglesia de Saint Louis des Invalides o la de los Soldados estuve mucho tiempo intentando saber cómo entrar en ella. Me llamaba mucho la atención ver desde fuera tal profusión de banderas ocupando todo aquel espacio. Al final me enteré de que está decorada con un centenar de trofeos de guerra arrebatados al enemigo, evocando hechos de la historia del ejército francés desde 1805 hasta el siglo XX.

Este lugar presenta dos iglesias porque el monarca quería un espacio de oración para sí y otro para los soldados, no se quería mezclar con ellos. Finalmente, los arquitectos discurren hacer dos iglesias, una a continuación de la otra, pero con las estancias diferenciadas. Como se suele decir, juntos pero no revueltos.

El Musée de l’Armée o Museo de la Armada es inmenso. En él se puede encontrar toda suerte de armaduras tanto de soldados como de caballerías, una variedad infinita de uniformes militares, medios de transporte del ejército, monedas, medallas, trofeos, fotografías, útiles médicos… y un largo etcétera. Entre las cosas que más me llamaron la atención de la exposición fue el cuerpo del Vizir, el caballo más querido de Napoleón. Ahí está bien enterito to disecao.

Una de las veces que fui, en el gran patio que tiene en su centro, llamado La Cour d’Honneur o el Patio del Honor, estaban celebrando un funeral. La verdad que te dejaba con los pelos de punta aquella solemnidad en aquel espacio tan importante a la par que imponente.

Respecto al Museo de los Planos y Relieves se encuentra en una sala muy oscura del último piso. En esa oscuridad te vas abriendo paso entre un conjunto de maquetas y de planos impresionantes que representan una serie de lugares emblemáticos de Francia, en concreto ciudades fortificadas y su campiña circundante. En su día servían a los estrategas para organizar sus misiones, además de que eran un símbolo de prestigio para los jefes de estado que los poseían. Eran objetos muy valiosos en todos los sentidos. A mí me encantó ver el Mont Saint Michel, ya que en su día tuve la oportunidad de recorrer sus calles.

Por último, voy a cerrar esta publicación sacando una sonrisa al cumpleañero de hoy, a quien tengo la suerte de poder compartir el reír cual elefantes en una cacharrería.

Muchas felicidades, Rubén

Capilla Expiatoria y María Antonieta

Tal día como hoy, un 16 de octubre de 1793, es sacada de su prisión de La Conciergerie de París la reina Marie Antoniette tras unos 9 meses de cautiverio para ser guillotinada en la Place Concorde. Porque sí, la Conciergerie parisina fue una cárcel, entre otras muchas cosas, y hoy en día alberga una reproducción de la supuesta celda de esta reina francesa.

Una de las celdas de La Conciergerie

Ubiquemos un poquito a este famoso personaje de la historia moderna de Occidente.

Marie Antoniette fue reina consorte de Francia en el siglo XVIII al contraer matrimonio con Louis XVI. Una vez que nombramos el siglo XVIII seguido del país vecino, se nos viene a la cabeza la Revolución Francesa, hechos con los que se da fin en Historia a la Edad Moderna y da comienzo la actual Edad Contemporánea. Otro de esos hechos a los que aludimos es el fin del reinato despótico de Marie Antoniette y Louis XVI. Pero todo esto ya lo estudiamos en el instituto.

Tumba de Louis XVI con el grabado de su testamento en la Chapelle Expiatoire de Paris

Pasemos a cosas más interesantes.

Leía el otro día sobre los poufs de París. Marie Antoniette llega a la capital parisina en 1770 y es una gran figura para la moda del XVIII. Para destacar entre toda la sociedad (no le bastaba con lo de ser reina) pide a sus peluqueros y modistos que le preparen las mejores galas, entre ellas los poufs. Sabemos que a veces la moda puede ser un tanto esperpéntica y este caso no iba a ser menos. Esos poufs consistían en unos peinados descomunales en los que se daba volumen y forma al cabello para realizar figuras con diferentes elementos decorativos en la cabeza.

Para que veáis que no exagero os dejo unas fotos tomadas de Arcanum Paris. Hasta barcos se ponían en la cabeza. Sí que debían de tener unos cuellos fuertes, ja, ja, ja.

Para saber más cosas sobre ella y sobre su desafortunada muerte, sabemos que no quiso recibir la extrema unción y que fue enterrada en el Cementerio de la Madeleine con la cabeza entre sus piernas. Si es que estos franceses son de lo que no hay…

En el cuaderno de ejecuciones del día en que la guillotinaron, quedó reflejado que, de la que subía al lugar donde fue guillotinada, tropezó y cayó sobre su verdugo, a quien pisó y educadamente le pidió perdón.

Ahora con el tema coronavirus nos vamos haciendo a la idea de que en las celebraciones y bodas no han de juntarse muchas personas, sin embargo, en el siglo XVIII y para personajes tan importantes en las cortes europeas, lo del aforo limitado era un concepto que no iba acorde con ellos. Se dice que hasta unas 30.000 personas festejaron el matrimonio de Marie Antoniette y Louis XVI y que unas 30 murieron aplastadas y asfixiadas por el jaleo, jolgorio y barulle que liaron. (Nota mental: tenemos que aprender de cómo se hacían las fiestas antes)

Pasando a un tema que me toca más de cerca, os voy a hablar un poquito de la Chapelle Expiatoire o Capilla Expiatoria. Es un lugar donde se rememora el Antiguo Régimen y la Revolución, descansando en él tanto Marie Antoniette como Louis XVI.

Como podéis ver en las fotos, el estilo es neoclásico y romántico y, en esa zona, es donde se encontraba el Cementerio de la Madeleine, el cual, si recordáis, es donde estaban los restos de los reyes, los cuales exhuman para depositar donde se encuentran ahora, en la Catedral de Saint Denis.

El jardín tan bien cuidado y perimetrado con diversas tumbas alberga los cenofatios que honran a los guardias suizos fallecidos en 1792. Además, se comenta que entre los restos que hay en esta capilla se encuentran los de personajes tan emblemáticos como Robespierre, madame du Barry, Olympe de Gouges o Carlota Corday, entre otros muchos de hasta unas 500 personas que fueron guillotinadas en la Place Concorde.

Os voy a contar un poquito la experiencia en este maravilloso lugar.

El tiempo que estuve en París me enganché a la cultura cual si fuera droga. Siempre que tenía la oportunidad me metía en un barullo de gente para pasear por diferentes museos o lugares históricos y empaparme de la carga histórica del lugar. Siempre estaba a reventar de gente, no importaba el sitio al que fueras que había guiris visitando lo mismo que uno. Hasta que un día de marzo fui a parar a la Chapelle Expiatoire. La sensación de que un lugar era únicamente para mí, que no estaba molestando en ninguna foto, no tenía que hacer cola para leer ningún cartel y que me podía mover con total libertad hicieron de aquella visita un momento de paz, tranquilidad y satisfacción que os aseguro que no se me olvida.

Fijaos lo que me recreé en aquel lugar, que leí los dos testamentos de Marie Antoniette y de Louis XVI. De hecho, el de ella lo volví a releer una segunda vez porque me encantó muchísimo. Transmitía muchísimo sentimiento, en cambio, el del monarca, era más neutral, tipo un documento oficial en el que se plasman una serie de responsabilidades y se tiene que dejar una imagen acorde a la personalidad que se es. Sin embargo, el de ella era como una carta en la que se despedía y pedía que cuidaran de sus hijos, la de una madre que asumía su destino sin terminar de creer que no iba a ver crecer a sus niños. La verdad que me impactó y me llegó bien adentro.

Os dejo una traducción del texto que encontré y ya me diréis si os parece un testamento a la vieja usanza o si no es más bien una carta digna de la literatura occidental con semejante carga emocional.

16 de octubre a las 4 horas y media de la mañana

«Es a vos, hermana mía, a quien yo escribo esta última vez. Acabo de ser condenada,
no exactamente a una muerte vergonzosa, eso es para los criminales, sino que voy a
reunirme con vuestro hermano. Inocente como él, yo espero mostrar la misma firmeza
que él en sus últimos momentos. Estoy tranquila con cómo se está cuando la conciencia no
tiene nada que reprocharnos, tengo un profundo dolor por abandonar a mis pobres
hijos, vos sabéis que yo no vivo más que para ellos, y vos, mi buena y tierna hermana,
vos que por amistad habéis sacrificado todo por estar con nosotros, ¡en qué posición os
dejo! Me enteré por los alegatos mismos del proceso de que mi hija ha sido separada de
vos. ¡Dios mío! A la pobre niña no me atrevo a escribirle, ella no recibiría mi carta, ni
siquiera sé si esta llegará hasta vos, reciba por medio de esta carta, para ellos dos mi
bendición. Espero que un día, cuando ellos sean mayores, se podrán reunir con vos y
recibir por entero vuestras atenciones. Que ellos piensen en mí y que no deje yo de
inspirarles, que los principios y el cumplimiento exacto de sus deberes sean la base
fundamental de su vida, que su amistad y su confianza mutua les traigan felicidad, que
mi hija sienta que, con la edad que tiene, debe ayudar siempre a su hermano por
medio de los consejos que la experiencia le habrá dado a ella más que a él y que la
amistad entrambos lo puedan inspirar. Que mi hijo a su vez, le brinde a su hermana
todas las atenciones, los servicios que la amistad pueda inspirar, que ellos sientan que,
en cualquier situación en la que se puedan encontrar, no serán realmente felices si no
están juntos, que tomen ejemplo de nosotros, de cómo en la desgracia nuestra
amistad nos ha dado consuelo y en la alegría hemos sido doblemente felices al poder
compartirla y ¿dónde se pueden encontrar los mejores y los más queridos amigos que
dentro de nuestra propia familia? Que mi hijo no olvide jamás las últimas palabras de
su padre, que yo le repito expresamente: “Que no busque jamás vengar nuestra
muerte”. Tengo que mencionaros algo muy doloroso para mi corazón, sé muy bien que
este niño os ha causado muchas penas, perdonadlo, querida hermana, pensad en la
edad que tiene y también en lo fácil que resulta obligar a un niño a decir cosas que no
conoce y que ni siquiera comprende, vendrá un día, espero, en que él no tendrá más
que corresponderos con todas las recompensas posibles por vuestras bondades y
ternuras hacia ellos. Me queda confiaros mis últimos pensamientos, yo quisiera
haber escrito desde el principio del proceso, pero no se me permitía escribir, la marcha
ha sido tan rápida que ya no me dio tiempo.

Muero dentro de la Religión Católica, Apostólica y Romana, en la religión de mis
padres, en la cual fui educada y que siempre he profesado, no teniendo ningún
consuelo espiritual, ni siquiera he buscado si hay aquí sacerdotes de esta religión, en el
lugar donde estoy se expondrían mucho. Pido sinceramente perdón a Dios por todas
las faltas que haya podido cometer en mi vida. Espero que en su bondad Él tendrá a
bien recibir mis últimos votos, así como los que vengo haciendo desde hace tiempo
para que Él reciba mi alma en Su misericordia y Su bondad. Pido perdón a todos
aquellos que conozco, a vos, hermana mía, en particular, por todas las penas que, sin
querer, os haya podido causar. Perdono a todos mis enemigos el mal que me han
hecho. Aquí, digo adiós a mis tías y a todos mis hermanos y hermanas, a mis amigos,
la idea de separarme de ellos para siempre y su pena son uno de los mayores dolores
que me llevo al morir, que sepan, al menos, que hasta mi último momento yo he
pensado en ellos.

Adiós, buena y tan tierna hermana, ¿llegará esta carta a vuestras manos? Pensad
siempre en mí, le envío un beso con todo mi corazón al igual que a mis pobres y
amados hijos. ¡Dios Mío! Qué desgarrador es dejarlos para siempre. ¡Adiós, adiós! No
me queda más que ocuparme de mis deberes espirituales pues, como no soy dueña de
mis acciones, es posible que me traigan a un sacerdote pero yo protesto aquí que no le
diré una sola palabra y que lo trataré como a un absoluto extraño”

El Arca Santa en París

Hoy en día la ciudad italiana de Módena es conocida, sobre todo, por su vinagre balsámico y los súper coches Ferrari y Lamborghini. Sin embargo, hoy sacamos a colación este enclave porque allá por el año 1472 era fabricada en Módena el Arca Santa que veis en la foto.

En la publicación Astérix y Obélix, Goscinny y Uderzo ya os hable sobre el Museo de Arte y de la Historia del Judaísmo de París, que es donde vi expuesta esta obra procedente de la sinagoga de Módena. Además, es una obra en depósito del Musée Cluny o de la Edad Media de París.

Como dato que la hace más singular de lo que ya es de por sí, se trata del único arca santa medieval que ha llegado hasta nuestros días.

Si os fijáis, evoca una torre fortificada, alegoría del nombre de Dios. Y encontramos en hebreo el siguiente verso: «torre fuerte es el nombre de Jehová, a él correrá el justo y será levantado» (Proverbios, XVIII, 10).

Dicha inscripción pintada sobre la madera recuerda los lienzos religiosos y simbólicos entre el Arca Santa y el Arca de la Alianza del Templo de Jerusalén (la cual todos conocemos gracias a Indiana Jones en busca del arca perdida). En la repisa del arca, la decoración del vaso con flores alude al árbol de la vida, símbolo de la Torah.

La verdad que nunca hubiera imaginado poder estar tan cerca de un elemento tan relevante en la historia de la religión. Y en forma de esta publicación se lo acerco un poco a mi tiíta preciosa Carmen por su cumpleaños. Porque el arte une y a nosotras, más.

Gare du Nord y la Maison Fond

La Estación del Norte de París, Gare du Nord, es la más importante de todo el Hexágono y supone una de las más grandes a nivel mundial gracias a sus más de 200 millones de pasajeros al año. Ante tal dato, es de suponer que preste servicio a todo tipo de líneas, alta velocidad tanto nacional como internacional, media distancia, regional, cercanías y también conecta con el metro y el servicio de autobuses.

Respecto al majestuoso edificio que supone esta transitada estación, es obra del arquitecto Jacques Hittorff. Fue inaugurada en 1846, sin embargo, pronto se quedó pequeña, demoliéndose parte de ella y trasladándose su fachada en 1860 a Lille.

Otra de sus remodelaciones para adecuarla a las nuevas necesidades data de 1865. Además, la adornan 23 estatuas que representan las ciudades a las que llegaban las líneas de tren de esta estación. Rondan los cuatro metros, para que os hagáis una idea de lo grandes que son.

En 1884 ha de volver a reformarse ampliándola con cinco vías más. Con el añadido de que en 1906 se completa con el servicio del metro (líneas 4 y 5). Lo último que vamos a apuntar en este pequeño paso por su cronología es que en 1975 la estación Gare du Nord fue declarada Monumento Histórico de Francia.

Finalmente, el toque cinéfilo lo ponemos con escenas de películas y series que fueron grabadas en este edificio: El caso Bourne, Ocean’s Twelve, Las vacaciones de Mr. Bean o Gossip Girl.

A las afueras de la Gare du Nord, en su parvis, nos damos de bruces con una alegoría del calentamiento global, la Maison Fond del artista argentino Leandro Erlich. Si hacéis un poco de memoria, no es la primera vez que un artista nos presenta un objeto de nuestro día a día «pasando de estado sólido a líquido». Salvador Dalí en 1931 ya nos mostraba unos relojes blandos y deformados en La persistencia de la memoria.

Volvemos al 2015, año en que se inaugura esta curiosa casa delante de la Gare du Nord, la cual, como ya dijimos antes, además de hacernos reflexionar sobre el cambio climático también alberga un juego de palabras con el que se nos sensibiliza sobre el legado que estamos dejando a las generaciones futuras. «Maison fond» suena casi igual que «Mes enfants» (mis hijos).

Como vemos, París está lleno de arte e historia y sus estaciones no iban a escapar de esta carga cultural.

Para Sandra. La gallega con la que tengo pendiente una escapada para llevar siempre en el recuerdo. (Atención. Se hace saber que sólo yo la puedo llamar gallega).

12 passages top de París

Cualquiera que se imagine una gran ciudad es consciente de la cantidad de recovecos y escondrijos que esta puede albergar.

En honor a la gran tierra de quesos que es Francia, podemos pensar en París como un gran queso gruyere. Su subsuelo se encuentra lleno de túneles que hacen una de las delicias de la ciudad: el metro, las catacumbas, el alcantarillado… Sin embargo, en el post de hoy no vamos a ahondar bajo tierra, sino que nos vamos a quedar a nivel del suelo y vamos a pasear entre las diferentes calles cubiertas, es decir, los passages parisinos, cuyas estructuras semejan galerías subterráneas pero con mucha más luz al no estar bajo tierra.

Nosotros vamos a descubrir doce passages y galerías cuyas entrañas se componen de restaurantes, museos, tiendas, salones de té, teatros… Y de alguna que otra historia y curiosidad que os voy a contar.

París llegó a tener unos 140 passages. Con tal cantidad de túneles podéis creeros que muchas veces no hacía falta pisar la calle para ir de un sitio a otro. Es un pena que hoy en día sólo se conserven unos veinte de ellos porque la verdad que son una maravilla.

Estos son los doce passages que yo conocí en París. ¡Listos para callejear!

Passage des Panoramas, el más viejo

Es el más antiguo de estas singulares construcciones cubiertas, ya que data de 1799. Al igual que otros passages que veremos, está clasificado como monumento histórico cuyos escaparates van reflejando un momento de la historia de esta bella ciudad. Destaca como elemento cultural el Théâtre des Varietés y, si queréis descansar, son numerosos sus restaurantes y cafeterías.

Los amantes de la edición encontrarán aquí la ubicación de una de las imprentas más antiguas de París. Y para quienes curiosean en el mundo de la numismática y de la filatelia, es un lugar de referencia.

A modo de curiosidad, este passage cubierto fue el primero que se iluminó con lámparas de gas en 1816.

Ubicación: 11 boulevard Montmartre – 75002 Paris

Galerie Vivienne, la más lujosa

Muy cerca del Palais Royal encontramos esta galería que forma parte del grupo de passages relacionados con la alta sociedad parisina. Se construye en 1823 y, desde 1978, es declarado monumento histórico. Respaldando su categoría podemos observar que se encuentra decorado con gran esmero, paredes de madera, suelo de azulejo y mosaicos, cristaleras y techos de cristal…, todo ello ideado bajo el conocido estilo imperio.

Para los amantes de los libros es una parada obligada debido a sus librerías de viejo y quienes aprecian el buen vino también van a disfrutar del paseo por esta galería.

Como curiosidad, Jean Paul Gaultier abrió su primera tienda en este fabuloso passage.

Ubicación: 4 rue des Petits-Champs – 75002 Paris

Passage Jouffroy, el más transitado

Este paseo se yergue en el podio de los más frecuentados de la Ciudad de las Luces. Ello probablemente se deba a que en él se encuentran el famoso museo de cera, Musée Grévin, el Salón de los Espejos, hoy en día cervecería, el salón de té Valentin o el gran Hôtel Chopin, entre otros afamados locales.

Quienes aprecien el arte oriental y les gusten las figuras de cera van a aprovechar mucho la caminata por esta galería.

Como dato curioso, se trata de uno de los passages más tardíos en construirse, en 1846, y el primero en disponer de calefacción central.

Ubicación: 10-12 boulevard Montmartre – 75009 Paris

Passage du Grand Cerf, el más alto

Aunque no es un passage tan lujoso como los comentados anteriormente, su estructura en hierro forjado de 12 metros de alto hace las delicias de sus intrépidos paseantes. Pertenece al grupo de passages situados en uno de los barrios más populares de París, cerca de la rue de Saint Denis.

A lo largo de sus 117 metros de largo por 3 metros de ancho, la luz nos llega a través de un precioso techo acristalado cuya gran altura es lograda gracias al entramado de hierro que comentábamos hace un momento.

El origen de su nombre se debe a que esta galería se construye sobre el antiguo Hôtel du Grand Cerf (Hotel del Gran Ciervo). De hecho, en algunos de sus puntos vemos la alusión a su nombre en distintas figuras de ciervos.

Muy curioso es que, desde el año 2016, una veintena de sus comerciantes aceptan los pagos de las compras en bitcoins.

Ubicación: 145 rue Saint-Denis – 75002 Paris

Passage Verdeau, el más luminoso

El nombre de este passage hace referencia a su promotor, Verdeau. Viene caracterizado porque sus galerías suponen la continuación de los ya mencionados Passages des Panoramas y de Jouffroy.

Situado en el Quartier des Grands Boulevards, su techo acristalado presenta forma de pez. Esta curiosa cúpula pasa a ser la más luminosa de todos los passages debido a la gran cantidad de luz que deja pasar. Si miramos para abajo, el suelo que pisamos es el original, de 1847.

Los que tengan debilidad por los objetos antiguos y el coleccionismo se pueden hacer con un buen botín en sus tiendas. Y, como yo, los amantes del chocolate pueden deleitar su paladar en la chocolatería más antigua de París, À la mère de famille, abierta en 1761.

La curiosidad que os cuento de este passage es acerca de su promotor, monsieur Verdeau, quien fue el inventor del sistema de alquiler de ropa y textiles para hoteles y apartamentos turísticos.

Ubicación: 6 rue de la Grange-Batelière – 75003 Paris

Passage des Princes, el último en ser construido

Su nombre inicial fue Passage Mirès, sin embargo su nombre resulta modificado al emplazarse sobre el antiguo Hôtel des Princes et de l’Europe. Durante la época haussmanniana es el último passage edificado, siendo su fecha de construcción en 1860. Su historia presenta algún que otro altibajo, pues fue destruido en 1985 para, finalmente, ser reconstruido a semejanza del original en 1995. Entre los elementos reutilizados del passage original, se encuentra una hermosa cúpula de vidrio decorada de rosas que data de 1930.

Los fanáticos del mundo de los juguetes, del modelismo y de los videojuegos van a pasarlo como niños visitando todas sus jugueterías.

La curiosidad que quiero señalar de este passage viene de la mano de una galería de arte llamada La vie moderne. En este local fundado por Georges Charpentier, fue el lugar donde expusieron la mayoría de los artistas impresionistas allá por el siglo XIX.

Ubicación: 5 boulevard des Italiens – 75002 Paris

Passage Choiseul, el más largo

Su recorrido de 190 metros hace que se sitúe como el passage más largo de París. Desde 1974 ostenta el título de monumento histórico, cuyo nombre viene de Étienne-François de Choiseul-Beaupré-Stainville, ministro de Guerra y de Asuntos Extranjeros bajo el reinado de Luis XV.

Sus arcadas y pilastras parten del nivel del suelo, siendo la planta baja la dedicada a los comercios y las plantas primera y segunda poseen un carácter residencial. Las vidrieras que presenta son de 1907 y, gracias a un gran proyecto de restauración que duró desde el 2012 hasta el 2019, podemos apreciarlas en todo su esplendor. También restauraron el suelo, la iluminación y los toldos iniciales y finales del passage. A mí me tocó conocerlo en plenas obras, una pena porque fijo que es precioso.

Como curiosidad, en la década de los 70 el diseñador de moda Kenzo instala en esta galería una de sus tiendas, acto que supone un aumento de las visitas en este lugar. O Alphonse Lemerre tiene aquí su boutique, donde se erige como el primer editor en Francia de los poetas parnasianos en la segunda mitad del XIX.

Ubicación: 40 rue des Petits Champs – 75002 Paris

Passage des Deux Pavillons, el más pequeño

Fue abierto hacia 1820 y en 1986 es nombrado monumento histórico. Sus 33 metros de largo y sus poco más de dos metros de ancho le hacen portar el noble título del passage cubierto más pequeño de París.

A quienes les guste lo chic, no pueden dejar de visitar sus glamurosos locales.

Entre los passages parisinos surgen rivalidades. En este caso resulta muy curioso que se vuelven archienemigos el Passage des Deux Pavillons y la Galerie Vivienne, ya que ambos desean tener la mayor afluencia posible de transeúntes y así granjearse buenas ganancias con las ventas y el comercio. Finalmente, monsieur Marchoux compra este passage y modifica su trazado para hacerlo desembocar en la Galerie Vivienne, unificando así los dos focos de actividad comercial y eliminando la rivalidad.

Ubicación: 5 Rue des Petits Champs – 75001 Paris

Passage du Bourg l’Abbé, el incendiado

Bourg l’Abbé es el nombre de un burgo que dependía de la abadía de Saint Martin des Champs.

Del lado de la rue de Palestro, dos cariátides custodian su entrada como alegoría de la Industria y del Comercio. Respecto a su extensión, no se trata de la original, ya que le son amputados varios metros debido a la creación de las calles de Palestro y del Boulevard Sébastopol, conservando sus actuales 47 metros. Este largo lo encontramos ocupado por almacenes, así que no es de gran atractivo turístico que digamos.

Por otra parte, varios de los elementos que configuran este discreto passage están incluidos en el Inventario de Monumentos Históricos, como lo es su suelo, sus vidrieras y sus fachadas. En los años 90 esta galería sufre un devastador incendio tras el cual, es restaurada.

Como curiosidad, es creado a imagen y semejanza del desaparecido Passage de Saucède.

Ubicación: 120 rue Saint-Denis; 3 rue de Palestro – 75002 Paris

Galerie des Varietés, la más folclórica

Su nombre procede del teatro que alberga, Théâtre des Varietés, el cual conserva del edificio original su fachada y el vestíbulo de la entrada, que son de 1789 (año de la Revolución Francesa). Desde hace dos siglos, este teatro anima el tránsito de las gentes que acuden al passage. Además, el passage también contenía una tienda en él, la famosa imprenta Graveur Stern, el de los grabados, que hoy en día es el llamado Caffé Stern y que hace esquina con el Passage des Panoramas.

Como curiosidad, el teatro que alberga es creado por una mujer, mademoiselle Montansier o Marguerite Brunet, a la cual algunos tachaban de bruja.

Ubicación: 38 rue Vivienne; 28 Galerie Saint-Marc – 75002 Paris

Galerie Saint Marc, del que casi no hay información

Fue abierto en 1834 bajo el nombre de Saint Marc debido a su propietario, el señor de Saint Marc, quien también da nombre a una calle además de al passage. Este hombre fue regidor de París en los años de 1599.

Al igual que la mayoría de los passages parisinos, se encuentra en el 2º arrondissement. Este discreto passage linda con el famoso des Panoramas, haciendo del interior del recorrido de estos paseos todo un laberinto de calles cubiertas.

A modo de curiosidad, antes dijimos que toma el nombre del señor de Saint Marc, pero es que este hombre se llamaba Louis Vivien y es su apellido el que da nombre a la Galerie Vivienne. Así que al menos dos de los passages llevan su santo y seña.

Ubicación: 8 rue Saint-Marc; 23 Galerie des Varietés – 75002 Paris

Passage Potier, el primero en abrir

En cambio, a diferencia del anterior, el Passage Potier se ubica en el 1º arrondissement, ya que la mayoría de estas calles cubiertas las podemos encontrar entre los distritos primero y segundo.

Es un passage privado aunque lo abren al público. Es creado en 1785, así que es la primera galería en abrirse debido a la comodidad de acceso hacia los Jardines del Palais Royal. Habíamos dicho que el más antiguo era el Passage des Panoramas, pero es que este no estaba cubierto. De hecho, hoy en día todavía mantiene una parte sin techar.

A pesar de que su nombre original fue Beauvillers, adquiere el nombre de Passage Potier en honor a un capitán de la Armada convertido en el comediante más célebre de principios del siglo XIX parisino, Charles Gabriel Potier.

Os señalo algunos personajes curiosos del XVIII y XIX que habitaron en este passage, la ministra de moda de la reina María Antonieta, Rose Bertin. O el inventor del primer restaurante gastronómico, Antoine Beauvillers.

Ubicación: 23 rue Montpensier; 26 rue de Richelieu – 75001 Paris

Por último, quiero cerrar esta publicación dedicada a los passages parisinos que conocí con un pequeño extracto de «El otro cielo» en Todos los fuegos el fuego (1966) de Cortázar:

«Me gustaba echar a andar sin rumbo fijo, sabiendo que en cualquier momento entraría en la zona de las galerías cubiertas, donde cualquier sórdida botica polvorienta me atraía más que los escaparates tendidos a la insolencia de las calles abiertas»

Las campanas más antiguas de París: Saint Séverin

La Iglesia de Saint Séverin es una de las iglesias más antiguas de París. Hacia el año 1230 es construida y, a medida que el barrio en que se inserta se va haciendo más importante, son numerosas las ampliaciones que experimenta hasta ya entrado el siglo XV. Estas múltiples adiciones explican su mezcla de estilos arquitectónicos, gótico del siglo XIII y gótico flamígero del XV.

En lo alto de su torre de cuatro paños se encuentra uno de los relojes más viejos de París. La aguja cubierta de pizarra alberga la campana del reloj, cuyo tañido marca las horas en esta zona de la ciudad desde su creación en 1412. Es decir, que estamos ante las campanas más viejas de la ciudad.

Por otra parte, habíamos comentado que esta iglesia presentaba el estilo flamígero. No es moco de pavo lo que alberga de este estilo artístico, puesto que podemos contemplar en esta iglesia el máximo esplendor de este momento arquitectónico. Riqueza de motivos vegetales, doble columnata en el coro y en el deambulatorio (señal de una vida intensa y atareada dentro de este templo), las nervaduras de columnas y bóvedas en forma de palmera, un ábside de cinco paños… hacen de esta iglesia un buen ejemplo de lo que es el gótico flamígero. (Es una pena que sólo encuentre foto de la parte posterior y encima desde fuera, porque recuerdo haber entrado dos veces en ella y no encuentro ninguna foto de esos momentos)

Lo que más llama la atención es que no tiene crucero y que su pilar principal es como un ramillete de nervaduras en forma de palmera que irradian de un tronco cuyo anillo asciende en espiral. No menciono sus vidrieras a pesar de la importancia de estas en el gótico porque las de la iglesia de Saint Séverin fueron guardadas durante la Primera Guerra Mundial y las que hay ahora son modernas.

Cambiando de tercio, el nombre de Saint Séverin le viene porque allá por el siglo VI existió un hombre que destacó por su devoción y su fe a la hora de orar. Más tarde, se une a este singular peregrino el príncipe merovingio Clotaldo. El lugar a donde acudía este hombre a rezar es donde manda erigir un pequeño templo el susodicho Clotaldo. Y, como es sabido por todos, Séverin significa «el Solitario», al igual que este curioso peregrino.

Durante las invasiones vikingas acaecidas en París entre los siglos IX y X, Saint Séverin fue destruida. Sin embargo, entre el XI y el XV fueron reconstruyéndola poco a poco.

Una de las tradiciones que encontramos ligadas a esta iglesia es que, al principio y al final de un viaje, ha de visitarse este templo y hay que encomendarse a Saint Martin.

Os recuerdo que tengo varias entradas dedicadas a los más viejos de París o a los primeros y últimos de París como:
La primera catedral de París
La iglesia más vieja de París: Saint Julien le Pauvre
El árbol más viejo de París
Último claustro medieval de París: Cloître des Billettes

Último claustro medieval de París: Cloître des Billettes

Le Cloître des Billettes o Claustro de las Molduras o Vigas… Ñie… Vamos a dejarnos de traducciones chungueles y literales al español…

La leyenda de este edificio del Marais data de 1290. Año en que, por el Día de Pascua, el judío Jonathas profana una hostia sagrada tirándola a una marmita. De este despectivo gesto resulta que la hostia comienza a emanar sangre.

Tras los hechos descritos, la casa del judío comienza a llamarse la Maison du Miracle (la Casa del Milagro). En consecuencia, se convierte en un lugar de peregrinaje durante la Edad Media.

En 1299 el rey Felipe el Hermoso hace llamar a los hermanos hospitalarios de la Caridad de Notre Dame para asegurar los servicios religiosos de la capilla.

En el siglo XV esta comunidad de religiosos, también llamada «les Billettes», reconstruye la iglesia, anexa un cementerio y añade el claustro que vemos hoy en día.

A principios del XIX, la iglesia pasa al culto luterano y es restaurada para, finalmente, ser convertida en escuela.

Su claustro medieval es el único que se conserva hoy en día en París. Además, se encuentra clasificado como patrimonio histórico de la Ville de Paris. Actualmente, es utilizado para celebrar diversas exposiciones de jóvenes artistas.

Cuando yo descubrí este rinconcito de París tan poco conocido, estaba dando un paseo por el Marais, concretamente por la rue des Archives. (Aunque volví a asomar otra vez unos meses más tarde)

Me llamaron la atención sus grandes puertas de madera y entré temerosa de estar accediendo a una propiedad privada. Quien haya estado en París ya sabe que gran cantidad de portales tienen unas majestuosas puertas bien ornamentadas que dan a unos patios de ensueño y privados.

Lo que encontré dentro fue una exposición de mobiliario artesanal del Himalaya. Zohra y Martial Henry se dedicaron a recuperar piezas abandonadas por los habitantes de Pakistán y Afganistán con el fin de darles una segunda vida. Para ello las limpiaron y restauraron, siendo finalmente expuestas en numerosos sitios como en este claustro.

¿Conocíais este rincón parisino?
¿Os recuerda a algún otro claustro?

Edad Media en París: Collège des Bernardins

En su día, años ha, había comenzado a contaros diferentes cosas sobre el París medieval al que me fui acercando cuando vivía allí. Hasta el momento, os compartí sobre el medievo parisino lo siguiente:

Hoy me apetece hablaros de un convento muy bonito en el Barrio Latino, le Quartier Latin, le Collège des Bernardins.

Fui a parar a su refectorio un día de invierno con bastante frío. Y he de decir que ahora que tengo pa comparar tres tipos de frío, el de Asturias, el de Cuenca y el de París, para mí el más dañino, el de Asturias, el más jodido, el de París y el más llevable, el de Cuenca. Ahí queda eso.

Al lío. Me llamó la atención lo limpio y lo bien mantenido que estaba, además de su bonito árbol de Navidad. Cinco años de restauración dan lugar a lo que hoy podemos disfrutar. Sólo se podía ver el propio refectorio y una sala que lo continuaba con unos audiovisuales. Está dividido ese refectorio en tres naves de bóveda apuntada que constituyen una sala de estilo gótico.

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El siglo XIII alberga una revolución intelectual en Europa. El saber va saliendo del ámbito eclesiástico y toma poco a poco fuerza en las universidades.

El Papa Inocencio IV saca una bula papal que anima a los cistercienses ir a estudiar a París. Era la «moda» entre los dominicos y franciscanos, así que ellos no se podían quedar atrás.

El Collège des Bernardins se concibe como lugar de estudio y de formación para los monjes cirstencienses en pleno siglo XIII. Y así será durante cuatro siglos más, concretamente, hasta la Revolución.

Debido a lo que pudiera pasar y por si las moscas, tanto alumnos como religiosos abandonan el lugar en 1791.

El convento se transforma a lo largo de los años en prisión, almacén y también fue, brevemente, Colegio para los Hermanos de las Escuelas Cristianas, para finalmente ser un cuartel de bomberos y un internado para la Escuela de Policía. Ya vemos que fue muy polivalente el lugar.

Por último, en nuestros días, vuelve a ser propiedad de la ciudad de París y se concibe como un proyecto cultural que alberga todo tipo de acciones que lo configuran como un lugar de búsqueda e investigación para la Iglesia y la sociedad.

Para ir acabando, sólo quiero reflejar que ante la apariencia de estar ante un lugar que siempre ha mantenido un ambiente de estudio, formación, culto y demás actividades tranquilas, también ha sido testigo de uno de los episodios más crueles de la historia parisina.

Me refiero a la Semana Sangrienta de mayo de 1871, semana durante la que se desarrolla la etapa final de la Comuna de París y en la que esta es anulada y sus miembros ejecutados en masa.

Multitud de personas van a refugiarse al Collège des Bernardins y viven auténticos momentos de temor ante lo que estaba sucediendo en las calles de París.

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Quedamos con un poco de mal sabor de boca con esta publicación, pero no os preocupéis que enseguida escribo otra para restar fuerza a este mal episodio.