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Albacete es más que el Pasaje Lodares

Como ya viene siendo tradición durante los últimos años en este blog, el día de mi cumpleaños tengo que compartir con vosotros los encantos de la ciudad en la que me encuentro viviendo. Este 2021 le toca a Albacete, Castilla-La Mancha, España.

Parece que en la capital albaceteña lo único que tiene fama de visitable es el Pasaje Lodares, pero aquí estoy yo para desmentirlo. Albacete es mucho más que el Pasaje Lodares.

Con todo, comencemos hablando de esta bonita joya arquitectónica que presenta Albacete.

El Pasaje Lodares es una galería comercial cubierta de estilo posmodernista. Se construye en 1925 inspirándose en las galerías italianas de la misma época. En su momento, yo hablé en este blog de los passages parisinos y, la verdad, que entrar en este rinconcito de Albacete me transporta un poquito a la Ciudad de las Luces.

Al igual que muchos de los pasajes modernistas de París, Milán o Nápoles, se encuentra cubierto con un tragaluz, el cual permite que entre la claridad del día, siendo los pisos superiores residenciales y, el bajo, la parte comercial. En este momento, junto a las galerías de Valladolid y de Zaragoza, Pasaje Gutiérrez y Pasaje del Ciclón, respectivamente, es el tercer pasaje modernista que se conserva en España. De hecho, es declarado Bien de Interés Cultural en 1996.

Respecto a las dos monumentales entradas que presenta, ambas se encuentran custodiadas por puertas enrejadas de hierro, en cuya parte superior se pueden apreciar las iniciales de Gabriel Lodares, hombre que manda construir este singular espacio albaceteño. Ya en el interior, diversas figuras alegóricas decoran la estancia, siendo múltiples de las mismas las que encarnan a Mercurio, dios del Comercio.

Como ya dice el título de este escrito, Albacete es más que el Pasaje Lodares, y es que tenemos otro pasaje menos conocido llamado Pasaje Massó. Se encuentra en el centro de la ciudad y está decorado con un mural muy colorido.

Ramón Casas Massó fue un importante arquitecto albaceteño de los siglos XIX y XX, cuyos trabajos los podemos seguir contemplando en la edificación del Hospital General Universitario de Albacete, para el cual se inspiró en el Hospital Militar de Madrid y en el de Eppendorff de Hamburgo. También son obra suya el Casino Primitivo de Albacete, la Casa de Maternidad o el edificio de la Caja de Castilla-La Mancha.

Hospital Universitario de Albacete

Otro de los puntos fuertes del Albacete es su catedral. Catedral de San Juan Bautista de Albacete. Desde el mudéjar hasta el reciente siglo XX, cuatro siglos de historia nos encontramos entre sus paredes de piedra. Gótico, Barroco, Rococó, Renacimiento, Manierismo… Altamente profusa es la mezcla de estilos en este templo.

Como toda gran construcción que se precie, no pueden faltar los datos curiosos sobre la misma. Las columnas que podemos contemplar ahora son renacentistas, sin embargo, en sus comienzos fueron góticas. El cambio de las columnas góticas por las actuales produjo el desplome de las bóvedas, así que permaneció sin techumbre desde 1538 hasta 1690.

Para colmo, el dinero destinado a las obras había sido invertido por completo en la sacristía. Ya más adelante, durante la Guerra Civil, la catedral es sometida a otro tipo de saqueos, no sólo monetarios. Es en este momento se termina su fachada tal como la podemos contemplar hoy en día. Una pena que para ello tuvieran que prescindir de su parte mudéjar.

La Casa de Hortelano, que no «del Hortelano», alberga el Museo Municipal de la Cuchillería. Como muchos de vosotros sabéis, Albacete destaca por sus famosas navajas. Ya sabéis, si alguien os regala una navaja de Albacete, tenéis que darle de vuelta al menos un céntimo, en su día una peseta, pues así será la forma en la que perdure en el tiempo vuestra amistad.

En todo Europa sólo encontramos tres museos dedicados a la cuchillería, así que hay que aprovechar esta oportunidad que nos presenta Albacete. La Casa de Hortelano no sólo nos va a ofrecer una parte cortante, sino que en su estructura podemos disfrutar de las vistas de un edificio modernista, cuya iluminación nocturna me recuerda a la Mansión de Casper. Lo siento, los recuerdos no son controlables, ja, ja, ja.

El Museo de Albacete dedica nueve de sus salas a la arqueología de la provincia. Es altamente rico en elementos íberos, visigodos e islámicos encontrados en santuarios, necrópolis o restos de poblados de los mismos… A su vez, la parte romana despunta con los grandes mosaicos que podemos encontrar en sus suelos y paredes. La parte griega se hace patente con la colección numismática custodiada en diversas vitrinas.

Entre las piezas más destacables, encontramos la Bicha de Balazote (copia), el Caballero Número 1 o la Cruz de Término de Albacete.

Estamos en una época donde la cultura del reaprovechamiento se encuentra en boga, y no iba a ser menos para las infraestructuras ya existentes en Albacete. Los depósitos de agua son reaprovechados y en este momento constituyen una preciosa biblioteca, Depósitos del Sol.

En su momento, en 1921, se construyeron en la zona más alta de la ciudad para garantizar el abastecimiento de agua a los vecinos de Albacete. Con el paso de los años, ya no fueron necesarios y cayeron en desuso. Sin embargo, las ruinas del complejo fueron levantadas y reacondicionadas para dar cobijo a los miles de libros que constituyen la Biblioteca Municipal de los Depósitos del Sol.

Una de las cosas que más llama la atención a la gente que visita Oviedo es la ingente cantidad de estatuas que podemos encontrar en sus calles. Así que, como buena carbayona que soy, yo también quería encontrar estatuas en la capital albaceteña. Me quedo con la de Isabel de Portugal, Señora de Albacete. Vivió de 1503 a 1539 y fue, nada más y nada menos, que la esposa y Emperatriz de Carlos I de España y V de Alemania (léase con la cantinela con que lo aprendíamos en el colegio, ja, ja, ja).

En 1526, Carlos V concedió a Isabel de Portugal el señorío de la Villa de Albacete a raíz de su matrimonio. (El típico regalo de bodas, toma, tengo tierras. Todas tuyas, que me sobran.) La estatua que nos encontramos presidiendo la Plaza de la Constitución es una reproducción de la que encargó el Emperador al escultor Leone Pompeo Leoni en 1564.

Más estatuas os traigo. No me podía resistir. Aquí tenemos la gran Dama Oferente del Cerro de los Santos. La original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional desde el siglo XIX, sin embargo, entre la Catedral, el Ayuntamiento nuevo y la Casa de Hortelano, podemos disfrutar de una réplica de esta estatua.

Vuelve a aparecernos el agua en Albacete, pues esta mujer esculpida ofrece un vaso con agua de propiedades terapéuticas. Sus réplicas viajaron por muchas partes del mundo e inspiraron a numerosos artistas, pues estuvo en las expos universales de Viena y de París, 1873 y 1878 respectivamente, y hasta Picasso creó su Dama Oferente.

Declarada monumento histórico-artístico de carácter nacional, la Posada Rosario se encuentra en la Calle del Tinte. Su edificación data del siglo XVI, lo que la hace una construcción renacentista. Probablemente, su origen fue una residencia de algún hidalgo sito en Albacete, allá por el XVI. Hoy en día, podemos disfrutar en su interior de una tranquila y bonita sala de estudios.

Si rodeamos la Posada Rosario, encontraremos en una de su fachada principal la llamada Casa de los Picos. Tal y como indica una placa en su pared, la casa-palacio perteneció a los Condes de Villaleal. Una suerte que hoy en día podamos disfrutar de lo poquito que se conservó.

Como ya comentamos más arriba, son varios los edificios modernistas que encontramos a lo largo de la capital de Albacete. Uno de ellos es el Gran Hotel, cuya fachada más bien presenta un estilo eclético, donde apreciamos la combinación de los estilos renacentista, gótico, plateresco y barroco. En este edificio cabe destacar que marca un antes y un después en el campo del turismo y de la industria hotelera en Albacete, pues se comienza a tantear el turismo de lujo. Si os acordáis, hablábamos más arriba de Gabriel Lodares, pues fue él quien lo promovió y, desde sus inicios hasta hoy en día, siempre ha mantenido su rango de hotel.

Más modernismo en Albacete es apreciable en la Fábrica de Harinas. Se trata de un palacio gubernamental modernista, cuya primera función fue erigirse para dar alimento a los contendientes de la Primera Guerra Mundial. Son ingenieros suizos quienes la idean siguiendo el modelo europeo para la industria de principios del siglo XX. Es decir, que además de la fábrica, también estaban las viviendas de los trabajadores, los almacenes, los muelles o los talleres. La mayoría de la harina que producía, unos 150.000kg diarios, era exportada al extranjero.

Finalmente, en 1990 el Ayuntamiento de Albacete la adquiere y le pretende dar un uso público. Volvemos a encontrar ese reaprovechamiento de infraestructuras del que ya hablamos con los Depósitos del Sol. Hoy en día, alberga la Consejería de Hacienda y Administraciones Públicas de Castilla-La Mancha.

Si pensabais que tocaba más modernismo, pues no, ahora os traigo la Casa Perona, de estilo rococó del XVIII. Es un palacete señorial que presenta en su fachada varios escudos. Entre las personalidades que entraron de puertas adentro, se encuentra el rey José I Bonaparte, quien, en su huida de España, camino de Valencia, hizo noche en este palacio albaceteño. Además, también pernoctó en sus habitaciones la reina Isabel II. No es moco de pavo la «clientela» del palacio en cuestión.

Ahora sí, volvemos al modernismo con el Colegio Notarial de Albacete. Es muy simbólico que en su parte alta se encuentre una estatua de la Fe en representación de la fe pública. En su momento, este colegio notarial agrupaba los territorios de provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Región de Murcia. Sin embargo, hoy en día, es el nuevo Colegio Notarial de Castilla-La Mancha.

Otro palacete modernista lo encontramos en el llamado Casa o Chalet de Fontecha. Es un claro ejemplo de la típica casa residencial burguesa del siglo XX. Al igual que en otras ciudades es difícil encontrar arquitectura civil, en el caso de Albacete está muy bien poder observar este tipo de construcciones. Además, ésta es declarada en 2014 Bien de Interés Patrimonial

La parte más representativa del skyline albaceteño son los depósitos de agua del Parque de la Fiesta del Árbol. Con 69 metros de altura es, nada más y nada menos, que el edificio más alto de todo Castilla-La Mancha. Se ve desde todo Albacete y más allá.

Si los Depósitos del Sol se construyeron en 1921, entre 1944 y 1947 se edifica este otro ante la necesidad de almacenar agua en Albacete. Se rumorea por ahí un reventón de tuberías, pero esta vez la ficción no supera la realidad y lo que pasó es mucho mucho más tranquilito. Simplemente, nunca se llegó a hacer uso de ellos.

Volvemos a tener un ejemplo de reaprovechamiento de depósitos de agua, pues se está preparando todo para que, próximamente, la Fiesta del Árbol sea mirador de la ciudad, restaurante y centro de interpretación del agua.

Vamos a rescatar un poquito la nostalgia y nos volcamos en las reminiscencias del pasado como con este almacén de vinos. Se conserva su fachada, recordándonos que todavía están muy presentes los trabajos y negocios tradicionales. Hoy en día es un restaurante muy bonito, pero ahí conserva su cartel antiguo, transportándonos al pasado.

Vamos con más agua en Albacete. Tras el trasvase Tajo-Segura, el Canal de María Cristina es la obra de ingeniería hidráulica de mayor envergadura de Albacete. Popularmente conocido como Río de la Mierda, ya en el siglo XIV el infante don Juan Manuel (el del Conde Lucanor) promovió un sistema de acequias con las que se aprovechase el agua.

En el siglo XVIII el conde de Floridablanca tuvo las buenas intenciones de hacer lo mismo, pero eso, que se quedó todo en la buena intención.

Es en el siglo XIX cuando el conde de Villaleal, ya hablamos de él con su Posada del Rosario, le toca la fibra sensible al monarca Carlos IV enseñándole el estado de las aguas albaceteñas. Tras la Guerra de la Independencia, es la reina María Cristina quien da el último empujón al proyecto, de ahí el nombre en su honor.

Cómo no, un poquito de fiesta en España nunca está de menos. Vamos allá con el Recinto Ferial de Albacete. Archiconocida es su feria, la cual es declarada de Interés Turístico Internacional. Ésta se desarrolla en el Redondel, plaza circular porticada a la que va a dar el Rabo de la Sartén, la avenida de acceso. Si os dicen de quedar en el Pincho de la Feria, no rechacéis la oferta, tenéis diversión asegurada.

El origen de esta festividad, que se acaba ligando a la patrona Virgen de los Llanos, procede de la concesión del privilegio de Felipe V de poder realizar una feria franca anual en el XVIII, aunque los albaceteños son muchísmo mucho de Albacete y ya la venían celebrando desde el siglo XIII.

De ayuntamientos va a ir ahora la cosa. A falta de uno, tenemos dos en Albacete, el viejo y el nuevo.

La antigua casa consistorial es la Casa Cortés, palacio ecléctico que hoy en día es el Museo Municipal y el Museo Internacional de Arte Popular del Mundo. Se llama Casa Cortés porque su propietario del siglo XVIII fue Manuel Cortés Alonso.

Respecto al nuevo ayuntamiento, comparte con el viejo el gran reloj en su fachada principal. Para llegar a este edificio construido con piedras de Salamanca, tenemos que pasar primero por cuatro sedes previas de la casa consistorial albaceteña.

Las Salas Capitulares de Santa María de la Estrella se encontraban en la céntrica Villacerrada con sus salas municipales, las cuales fueron derruidas en el XIX. El primer traslado del Ayuntamiento se produce a la Casa de la Lonja, luego ya pasa a la recién comentada Casa Cortés y, finalmente, por falta de espacio, tenemos la Casa Consistorial que conocemos hoy en día.

Yo no sé si es que aquí todo es llano, en honor a ello Nuestra Señora la Virgen de los Llanos, pero a mí siempre me llama la atención una iglesia que despunta de entre todos los edificios que la rodean. Por fin me enteré de que se llama Iglesia de Fátima y yo también la añadiría al skyline albaceteño. En el siglo XX se construyó en el extrarradio de este barrio obrero, sin embargo, con el crecimiento de la ciudad, ya se encuentra totalmente integrada en la misma.

Seguimos paseando por Albacete y ahora nos toca ir al cole. Las Escuelas Pías o los Escolapios están en un edificio neoclásico cuya fachada hace las delicias del caminante. Os dejo una foto para que lo disfrutéis igual que yo.

Nos hacemos mayores y nos toca promocionar al instituto. Otro edificio emblemático de la ciudad es el Instituto Bachiller Sabuco, pues es declarado «instituto histórico». Desde 1840 hasta 1960 fue el único centro de enseñanza secundaria de Albacete. La parte bélica del edificio viene de la mano de las Brigadas Internacionales, pues fue cuartel general de las mismas durante la Guerra Civil, además de sede de los tribunales populares o lugar de ajusticiamiento.

Un poco de salud a estas alturas de la lectura no nos viene nada mal. El Sanatorio Arturo Cortés Ortiz es actualmente el edificio de la Subdelegación de Defensa. Arturo Cortés fue el primer gobernador republicano de Albacete además de médico, así que mandó construir este sanatorio. Más tarde, se transforma en un centro de reclutamiento del servicio militar obligatorio, la mili de toda la vida, y también en gobierno militar.

Al lado de la Subdelegación de Defensa encontramos el edificio de la Caja de Castilla-La Mancha. Ideado por el ya mencionado Ramón Casas Massó, inicialmente es un edificio que alberga multitud de viviendas. Más tarde, se mantiene únicamente la fachada para albergar la entidad financiera actual.

En esta misma Plaza de Gabriel Lodares donde encontramos los dos anteriores edificios, podemos contemplar también la Casa de Amalia Jiménez de Córdoba o la Casa de Archillas. Se trata de un palacete modernista cuya portada presenta un estilo barroco. Además, es un edificio con una torre.

Por último, vamos a darle al juego con el Casino Primitivo de Albacete. Era necesario cerrar esta publicación con otro edificio modernista de principios de siglo XX. Su interior se caracteriza por toda una serie de salas con alto grado de lujo a imitación de los salones palaciegos. Actualmente, además de centro cultural, te puedes relajar tomando un café en su cafetería.

Estoy segura de que Albacete tiene muchos más rincones y mucha más historia por descubrir. Mientras, yo intentaré seguir investigando la ciudad y os la intentaré mostrar de la mejor manera en que pueda. Espero que os haya gustado y que os haya entrado el gusanillo de visitar Albacete.

Amar Teruel en un día (tarde)

Como ya os conté en la entrada anterior, Teruel se puede ver tranquilamente en un día. Os dejo los puntos de lo que vi a lo largo de la jornada y paso a contaros la tarde.

Mañana:

  • Escalinata neomudéjar
  • Museo Provincial
  • Mausoleo de los Amantes de Teruel y el conjunto mudéjar de San Pedro
  • Aljibes medievales de Teruel

Tarde:

  • Callejeo por la villa turolense (Plaza del Torico, acueducto, edificios modernistas, Torre de San Martín, etc)
  • Catedral de Teruel
  • Museo de Arte Sacro
  • Torre del Salvador
  • Muralla de Teruel

Mientras hacía tiempo para que abrieran la Catedral y la Torre de El Salvador, estuve callejeando por las calles turolenses. Los lugares más entrañables e imprescindibles os los cuento a continuación.

Un mini-toro de 55kg preside la plaza medieval aportalada junto al otro símbolo de la ciudad, la estrella. Ambos se consideran símbolos de Teruel desde que Alfonso II el Casto recuperó la ciudad de manos árabes en el 1171. Los turolenses están muy orgullosos de ambos, así que ni se os ocurra meteros con el tamaño del Torico. Ja, ja, ja.

 

La plaza tiene un ambiente genial y en ella, al igual que a lo largo de toda la villa medieval, se pueden admirar las fachadas de diversos edificios modernistas que dan el toque de color a sus calles. Estos bloques son construidos entre 1900 y 1920, trayendo a Teruel, desde América, el estilo modernista en arquitectura.

Se construyó en los años 20 del siglo pasado para unir la parte vieja de la ciudad con el Ensanche de la misma. En aquellos momentos, se trató de una de las obras de ingeniería más importantes en España: un puente de 5 arcos, siendo el central el más grande de la época, 80m de largo y 25m de altura.

Ya que hablamos de puentes, no podemos olvidarnos de uno dedicado al agua, el Acueducto de Teruel. En verdad, se llama Acueducto de los Arcos (bonito tautotopónimo) y también es una de las obras de ingeniería más importantes en España, pero esta vez de la época renacentista (siglos XV y XVI).

Los aljibes de los que os hablé en la anterior entrada suponían el abastecimiento de agua de Teruel. Al final, acaban quedándose pequeños y se decide comenzar las obras de la traída de agua para Teruel en 1537, captando así el agua procedente de la Peña del Macho.

Como se puede apreciar, en Teruel hay dos torres mudéjares muy similares, la Torre de San Martín y la Torre de El Salvador. Son dos torres alminares almohades cuya estructura posee dos torres concéntricas. Sí, como lo oís, ambas tienen una torre dentro de la torre. Son de planta cuadrada y su base presenta una apertura de bóveda de cañón apuntado que da paso a la ciudad.

Leyenda de las dos torres

Pues vamos a ver que sigue las líneas de siempre y, lo siento, pero a mí me hace mucha gracia aunque haya muertes, patriarcado, machismo y esas cosas tan medievales.

Tenemos a la chica mona e indecisa, Zoraida. Cómo no, nombre de mora guapa. A Zoraida le gustan dos arquitectos (no es lista ni na) y no se decide por quién la tiene más loquita, si Omar o Addalá.

Como no es suficiente con la típica lista de pros y contras quinceañera para cada uno, el padre entra en acción. Agárrate… Aquel de los dos que primero finalice la mejor obra arquitectónica de la ciudad, se casará con su hija, la Zoraida.

Pues nada, los chavales se ponen manos a la obra y, quiere la casualidad, que ambos hagan casi el mismo proyecto, las dos torres mudéjares de las que estamos hablando.

Omar fue el primero que concluyó las obras de la Torre de San Martín y llamó a toda la ciudad para que admirara su obra. [Este ya pa mí descartado por egocéntrico, prepotente y narcisista. Placa].

Cuando de repente, le da a él por echar también un ojo a su torre y le arremete una embolia de arquitecto: la torre estaba ligeramente inclinada a un lado.

Enloquecido por el fallo le dio una muerte súbita sin resurrección [coñas que sólo entienden mis compis] al subir a lo alto de su torre y precipitarse al vacío.

Así que, con el suicidio en medio del delirio arquitectónico, a Addalá le quedó el camino libre para casarse con la Zoraida.

Y, lo siento, pero me hace mucha gracia la parte de que los recién casados subieron a la torre del ganador, la Torre de El Salvador, y alzaron la vista hacia la torre gemela escapándoseles un suspiro. ¡Claro que sí, chavales! ¡Con recochineo! [Estos dos me caen mal por gilipollas, así, sin más. Tenía que decirlo].

 

Estamos ante el monumento mudéjar más significativo de la ciudad.

Algunas de sus características más relevantes se encuentran en su cimborrio, su techumbre o su retablo.

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El cimborrio es muy curioso porque se aprecia que claramente está torcido. Se debe a que para no derrumbarse, se decide ladearlo para que aguante su peso como mejor le vayan las leyes de la Física.

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La techumbre mudéjar es la mayor joya de esta catedral. Su extraordinario estado de conservación se debe a que, durante siglos, estuvo tapada por una falsa bóveda que permitió que llegara tan bien hasta nuestros días.

Su longitud de 32 metros de largo por unos 8 metros de ancho la coloca como la techumbre medieval más grande conservada en casi su totalidad.

Sus piezas están hechas de madera de pino rodeno, materia prima que abundaba allí, y no presentan ningún tornillo ni sucedáneo. Todas sus piezas encajan las unas con las otras como si fuera un puzzle.

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La decoración que presenta es el equivalente a una revista del corazón actual. En sus pinturas se encuentran representados todos los personajes de la época, monarcas, hombres de iglesia, nobles, mercaderes, hilanderas… Tal testimonio nos permite saber cómo vestían los turolenses medievales, poder recrear sus vestimentas y conocer las diferentes clases que habitaban la ciudad.

Las vigas que atraviesan en perpendicular la techumbre no son macizas, sino que están huecas y en su interior presentar unos tirantes de madera que ayudan a la sujeción de la estructura.

Tanto que hablamos de esas hermosas pinturas, que sepáis que estaban hechas al temple, con huevo y sangre de buey.

En estas vigas las letras árabes que encontramos están escritas con efecto espejo para que no se entendiera lo que ponía. Las letras cristianas sí que son legibles y, respecto a la parte judía, se pueden apreciar diversas estrellas a lo largo del conjunto.

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Sólo tengo foto de las letras árabes, una pena.

La parte más alejada del ábside es la más diferente. ¿Por qué? Pues porque la Catedral no salió muy bien parada durante la Guerra Civil y una de las bombas cayó en el órgano llevándoselo todo por delante. Así que en la restauración que hicieron de la techumbre, quisieron imitar el estilo mudéjar pero no les salió muy allá que digamos.

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Se aprecia perfectamente que la decoración de la viga no es como la de las demás y lo que son los paños de la techumbre dista mucho el restaurado del original.

El retablo mayor es del francés Gabriel Yoli, de quien ya hablamos en la entrada anterior. Está dedicado a Nuestra Señora de la Asunción y es de estilo renacentista.

Como anécdota, el antipapa Benedicto XIII (el Papa Luna) permitió tener dos Santísimos, que para algo era él aragonés. De ahí la característica de que el altar posea un óculo.

Este retablo, al igual que el de la Iglesia de San Pedro, está sin terminar. Le falta el policromado y, al ser madera de pino rodeno, gracias a su color cobrizo se pueden distinguir mejor las figuras que en otros retablos que también se encuentran sin policromar.

Con la Guerra Civil, el retablo sufrió los estragos del expolio y las figuritas que hay «repuestas» contrastan perfectamente en el conjunto por su color sin desgastar.

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Po último, me gustaría señalar la Capilla de la Virgen de los Desamparados, donde se expone un paso de Semana Santa cuya base pesa una tonelada y, la parte de orfebrería, media tonelada (creo haber entendido). En Semana Santa lo saca únicamente una persona. ¿Cómo? Pues en su interior tiene un motor y una cámara para saber por dónde ir.

Lo último que vi en esta bella ciudad medieval fue el Museo de Arte Sacro. La atención fue inmejorable y los fondos de pintura y escultura góticos me parecieron una maravilla. Un imprescindible para los amantes de este periodo artístico.

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Y no podía acabar el paseo por Teruel sin decir…

Los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él.

Os recuerdo que la mañana en Teruel la tenéis aquí y la tarde, pues ya a habéis leído.