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El justiciero cruel, Arsenio e Ignacio Escolar

El justiciero cruel

Los epítetos aplicados al rey castellano Pedro I son argumentados de forma muy amena por los Escolar.
Se basan en la crónica de Pérez de Ayala para dar, o no, razón a ese Cruel o Justiciero que acompaña al monarca por más de seiscientos años.
Se intenta tomar la historia desde el punto de vista más objetivo posible y, si esto es difícil de llevar a cabo, al menos hacen que te cuestiones muchos hechos que hasta ahora se daban por sentados y por ciertos.

Pez de abril

El poisson d’avril se festeja el uno de abril en diferentes países (como Polonia, Francia, Finlandia, Austria, Australia, Alemania, Italia, Bélgica, Reino Unido, etc…). Para hacernos a la idea, digamos que es el equivalente a nuestro Día de los Inocentes.

Su origen data del siglo XVI, época en la que el rey Charles IX promulga el Edicto de Roussillon (1564). Éste supone el traspaso del calendario juliano al calendario gregoriano, es decir, que antes del edicto el año comenzaba con los primeros días de la primavera y las gentes tenían por costumbre hacerse regalos.

Sin radio, ni televisión, ni redes sociales, en el siglo XVI poco se iban a enterar del Edicto de Roussillon. Debido a ello muchas gentes, sobre todo iletrados, continuaron con esta tradición de primavera. Aunque también había otras personas que estaban en contra de la reforma, entonces para ellos el año comenzaba en abril.

La cuestión es que si ya tenemos dos bandos, pese a ser un tema de calendarios (juliano y gregoriano), había que andar liándola. Así que los partidarios de la reforma se burlaban de los otros enviándoles falsos regalos o haciéndoles bromas. Y que te regalen un pescao no mola, he aquí el origen del pez de abril.

Hoy en día son los propios medios de información los que divulgan noticias falsas, la gente se gasta bromas o, entre los niños, se suele dibujar un pez para pegarlo en la espalda de alguno en el más mínimo descuido.


Nosotras el uno de abril de 2018 pudimos disfrutar de primera mano de esta alegre tradición. Los niños nos pegaron muchos peces en la espalda (pelo, hombro… lo que pillaran) y jugamos a una gymkhana. Además, fuimos listos y lo juntamos con Pascua, así que comimos muchos dulces riquísimos.

 

Galette des rois

La última fiesta de las navidades la vamos a cerrar con una la galette des rois.

Una compi de curro y yo habíamos pensado en publicar una receta de comida tradicional francesa y al mismo tiempo contar la historia o la vivencia que yo hubiera tenido. A ello le sumas los Reyes y se nos ocurrió la galette des rois [receta].

En España tenemos el roscón de Reyes, con o sin relleno, hasta sin azúcares ni gluten. [Se me ha quedao lo de hacer promoción de roscones esta Navidad en un supermercado. Ja, ja, ja.] En fin, si nos da por ser puristas, nos vamos a ir al roscón o galette más clásico.

Como ya sabéis, esta tradición tan dulce tiene sus orígenes en la gran época de Roma. Entre diciembre y principios de enero, nuestros queridos romanos celebraban unas fiestas que se llamaban las Saturnales.

La fiesta consistía en mucho desmadre (ni idea, pero la fama de los romanos…, mata un gato y te llamarán matagatos) y en comer el famoso roscón. Quien encontrara la faba que había en su interior se convierte en el amo/rey y puede cumplir todos los deseos u órdenes que quiera.

Si os acordáis del libro de Víctor Hugo Nuestra Señora de París, o de la película del Jorobado de Notre Dame, Quasimodo se convierte en rey de los bufones por un día.
También vemos una costumbre parecida recreada en la seria Reign con la monarquía francesa. La mujer de la Corte que encontrara la faba se convertía en reina de Francia por un día.

Bueno, hasta ahora todo muy pagano. Sin embargo, como otras tantas veces, la Iglesia adopta o adapta otras costumbres para integrarlas en sus celebraciones. De ahí que el roscón o la galette se asocien a los Reyes Magos.

Y vosotros, ¿coméis roscón por Reyes? ¿Con o sin relleno? ¿Conocíais la galette des rois?

Yo lo que sé es que la galette más rica no puede ser. Gracias a mi familia francesa las pude probar y estaban deliciosas (sí, comimos varias). Hojaldre relleno de frangipane (crema de almendras). ¿Qué más queréis?

Yo sigo conservando mi fève. Muijiji.

P.D.: Esta entrada se la dedico a ellos, que me hicieron sentir una más en tierra extranjera y me permitieron compartir su cultura y tradiciones con la gran familia estupenda que son.

Bisous!

La muralla de Lutecia

Alrededor del siglo III d.C. Lutecia, o la villa de los parisii, sufre constantes ataques procedentes de los bárbaros.

En consecuencia se decide que, aunque la ciudad se encuentra protegida por el río (la Seine), hay que edificar una muralla que la rodee y que la aísle de los enemigos.

Para crear dicha fortificación se dedican a tomar «prestadas» las piedras de casas, tumbas, monumentos… De hecho, si os pasáis por la Rue de la Colombe podéis haceros una idea de la amplitud de la muralla.

En el siglo XII la muralla es ampliada bajo el mandato de Felipe Augusto. Y, al igual que para construirla, toman «prestadas» piedras de todo tipo de lugares.

Podemos observar que al Oeste linda con el Louvre, al Este con la Place de Grève, al Norte con Les Halles y al Sur con la zona de Saint Geneviève.

En la cripta del Museo del Louvre también se pueden ver las bases de las antiguas torres de la muralla. (Yo juraría que había hecho una foto de la cripta del Louvre pero no la encuentro, así que os dejo este enlace para que le echéis un vistazo).

Es muy importante esta ampliación puesto que supone el primer intento de unión de los tres barrios parisinos:

  • La Cité, que era el corazón religioso, administrativo y judicial.
  • La Ville, que albergaba la vida económica.
  • L’Université, cuna de la cultura y el saber.

Si tienes más información o fotos sobre esta muralla tan emblemática, estaremos encantados de que las compartas con nosotros.

À la prochaine!!

La maldición del herrero de Notre Dame

Tanto si habéis estado en Notre Dame como si no, estoy segura de que os hacéis a la idea de la envergadura que han de tener las puertas de una catedral. ¡Son inmensas!

Pues existe una pequeña historia sobre la elaboración de las puertas de esta catedral europea: Nuestra Señora de París.

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Un aprendiz de herrero es el encargado de forjar las cerraduras, bornes, bisagras y el entramado decorativo de las entradas al templo.

El aprendiz tenía por nombre Biscornet y su trabajo era muy concienzudo, de hecho, ni hoy en día se sabe cómo pudo haber tallado tales maravillas.

La leyenda cuenta que un día se ve desbordado por el trabajo e invoca al demonio para que lo ayude. Casualmente, al día siguiente todo estaba terminado…

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Biscornet jamás desveló el secreto de su trabajo y todo el mundo quedaba, y queda, anonadado ante su obra.

No tenemos que olvidarnos del demonio. Pues se dice que el trato consistía en quedarse con su alma y, mientras, el demonio no paraba de torturarlo con pesadillas hasta que un día, el recién ascendido a maestro herrero, aparece muerto a las puertas de la catedral.

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Tanto si es obra de Biscornet como del diablo a través de su figura, estas puertas son toda una maravilla.

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La primera catedral de París

Como todos sabemos, hasta el siglo I de nuestra era no comienza a expandirse la religión cristiana.

El antiguo París, es decir, Lutecia, se presenta como ciudad relevante alrededor del siglo III d. C.

Es en este momento en el que un obispo italiano muy creyente, Dionisio, se decide a viajar a tierras de la Galia para convertir a los galos.

Pero no todo fue tan fácil, los cristianos no estaban bien vistos y eran perseguidos, apaleados, torturados…

Así que el obispo Dionisio, más conocido actualmente Saint Denis, se aleja un poquito del núcleo de población parisino por si las moscas y comienza a predicar en secreto la palabra de dios.

Toma una cantera abandonada para su misión y los cristianos se reúnen a escondidas y secretamente bajo tierra. Podemos decir que aquí tenemos una de las primeras iglesias del cristianismo.

Para San Denis las cosas no fueron muy agradables que digamos. Al no respetar la Ley de Roma y al dar la espalda a los dioses paganos (o simplemente romanos) fue condenado a muerte.

Le cortan la cabeza en el Monte de los Mártires, es decir, en el actual Montmartre.

Saint Denis toma la cabeza bajo el brazo y comienza a caminar hasta fundirse en el suelo, no sin antes haber parado para lavar su cabeza en una fuente.

El lugar donde se acabaron sus pasos fue donde se erigió la grandiosa Catedral de Saint Denis o la primera catedral de París.

Posteriormente, concretamente en el siglo XIII, se convierte en el «Cementerio de los reyes», puesto que es en esta catedral donde se agruparon casi todos los monarcas y grandes personajes del poder real.

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El kilómetro 0 de Francia

En la plaza de Notre Dame de París se encuentra el KM0 parisino. Todas las carreteras francesas parten de este icónico punto.

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Justo donde está el árbol de Navidad, al lado está el KM0

En su día, había un poste que pertenecía al área de justicia del obispo de París.

A ese lugar llegaban los sentenciados a hacer enmienda antes de recibir la condena correspondiente.

Iban vestidos en camisa, con los pies desnudos, la soga al cuello, un cirio en la mano y sobre su pecho o espalda llevaban escrito o dibujado el crimen que habían cometido.

Con este atuendo, tenían que arrodillarse, reconocer públicamente su delito e implorar la absolución.

Una escena más que espeluznante.

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Inscripción: «POINT ZÉRO DES ROUTES DE FRANCE»

La puerta del Infierno

La porte de l’Enfer. Con este nombre tan dramático comenzamos la entrada de hoy. Pero no creáis que es de mi invención, pues es el nombre con que titula el gran artista August Rodin su mayor logro escultórico.

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Durante más de 30 años estuvo el hombre trabajando en estas puertas para que hoy en día digamos Rodin y sólo nos acordemos de su célebre Pensador.

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Pues tampoco vamos tan desencaminados, ya que el famoso Pensador fue extraído y reproducido de una de las esculturas de esta puerta. (Ahí está bien rodeado en rojo.)

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No sé a vosotros, pero a mí esto de la Puerta del Infierno me recuerda a la Divina Comedia de Dante. ¿A vosotros no? Pues ahora veréis.

En el s. XIX le encargaron a Rodin una puerta de entrada para el Museo de las Artes Decorativas. Al hombre le viene la inspiración y dice (más menos que más) ale, voy a responder al colega italiano Lorenzo Ghiberti. Él hizo la Puerta del Paraíso para el Baptisterio de Florencia plasmando diferentes escenas de la Divina Comedia. Pues yo voy a responder con una descomunal Puerta del Infierno.

Las puertas en bronce y al propio Pensador los podemos contemplar en el Museo Rodin de París. En cambio, el yeso de esta gran obra está en el Museo d’Orsay de París, al final del todo de la planta baja.

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Yeso de las Puertas del Infierno de Rodin en el Museo d’Orsay

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Musée Rodin de Paris

París en español y Tablaturas de mis pasos

Hoy os traigo una noticia que me hace mucha ilusión.

He hecho una pequeña colaboración con París en español.

Se trata de un equipo de varias personas hispanohablantes que nos dan a conocer París a través de sus geniales publicaciones y fotos en Facebook e Instagram. Os recomiendo seguirles porque además de ser super majos vais a aprender mucho sobre París.

Todo partió del escrito que yo hice sobre La calle más estrecha de París (o casi) y de ahí hice un pequeño resumen para ellos. Espero que os guste.

Os dejo por aquí su Instagram y la publicación con la que colaboramos –> abrir aquí.

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El Metro’politain’ de París (parte 1)

¿Quién no ha pisado París y se ha hecho la típica foto de recuerdo en una de las bocas de metro parisinas?

Estoy segura de que el 100% de las respuestas es positivo.

Está muy bien eso de sacarnos la fotita, pero ¿qué se esconde detrás de los famosos letreros del metro parisino?

¡Pues nos vamos a la historia a ver qué nos dice!

Allá a finales del siglo XIX, La Compagnie du chemin de fer métropolitain de Paris (vamos, lo que viene a ser la Renfe o Adif en España) programa un concurso para edificar sus entradas de metro.

Numerosos son los candidatos que presentan sus ideas; pero ninguno fue elegido. Digamos que el concurso quedó desierto.

El propio presidente de la compañía francesa de «Renfe» propone un candidato (¿entonces para qué tanto revuelo con el concurso si al final el señor hizo lo que le vino en gana? Claro, como era el presi…).

¿Os hacéis una idea de quién fue el elegido? Hector Guimard: arquitecto y mayor exponente del Art Nouveau.

Su arte supuso una gran novedad para las clases medias y bajas. Pues hasta entonces, el Art Nouveau lo conocían las clases altas, sin embargo, el metro es para todos y sus bocas de acceso también. Esos rasgos vegetales de la estructura metálica recuerdan a las plantas meciéndose en el viento, y ello nos puede cuadrar perfectamente como una alegoría al movimiento del metro.

A pesar de que no lo creáis, con la llegada del Art Deco dejaron de estar de moda estos famosos letreros de Guimard y destruyeron unos cuantos para dejar sitio a los nuevos diseños.

Afortunadamente, para nosotros y nuestras típicas fotos de turista, en la década de los 60 del siglo XX, se decide protegerlos, quedando los que podemos ver hoy en día: unos 86 cartelitos Art Nouveau.

Os dejo unas cuantas fotos para que veáis el estilo Art Nouveau del metro parisino. O mejor dicho, Metropolitain.

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Nos aparece un competidor. Pues el monopolio del metro parisino no lo tenía la «Renfe» de la que hablamos antes, sino que tenemos otra empresa relacionada con este transporte: Société du chemin de fer électrique souterrain Nord-Sud de Paris. A la cual podemos llamar Nord-Sud o nuestra Feve. Sobre los años 30 la acabará absorbiendo la «Renfe»

Esta empresa diseña un tipo de entrada para las líneas que tenía asignadas. Señalan dónde se sitúa la boca de metro e iluminan el lugar. Estos nuevos carteles se caracterizan por el color rojo del letrero y las letras blancas de la palabra Métropolitain.

cartel rojo guimard

Ahora vamos a irnos a principios del siglo XX, sobre la década de los años 20. Por aquellos tiempos lo que se buscaba era señalar e iluminar los accesos al metro más claramente. De esta forma surge el Candelabro de Val d’Osne.

La diferencia con nuestro anterior cartel es que ya no encontramos la larga palabra Métropolitain, sino que comienza a dejarse ver el famoso Metro.

Ese nombre de Val d’Osne se debe a su fundición (del hierro) en el valle del mismo nombre.

Lo que tiene de particular este ornamento del Metro es que casi todos han desaparecido a día de hoy.

Son más comunes los candelabros Dervaux, cuya única diferencia con el de Val d’Osne es que la decoración que rodea el letrero es mucho más simple. Esta evolución más simplificada y minimalista se presenta a partir de la mitad de la década de los 20.

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Como dato curioso (una pena que no tenga ninguna foto) es que encontramos conviviendo juntos los dos estilos en varias bocas de metro, el Art Nouveau junto al Art Deco.