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Resolviendo dudas sobre mi blog, mis redes y yo misma

Un poco de espectáculo para estos días de lluvia. Moulin Rouge de Paris.

Varios me habéis preguntado por las fotos de mis redes sociales y por las publicaciones del blog.

Quiero dejar claro que las fotos que publico las hice YO con MI móvil cuando me daba el lujo de ir de paseo por París #flanner
Algunas las subo tal cual y las que modifico un poco, es únicamente con los filtros del propio Instagram.

Respecto a lo que escribo en el blog, es según lo que he vivido y lo que he aprendido de ese lugar gracias a los montones de folletos que me llevé de los museos, a los tours turísticos que hice o a los libros y series que vi y que me compré para comprender mejor la vida parisina y sus secretos #lavieparisienne

Y sí, solo hay una persona detrás de Tablaturas de mis pasos: Sonia.

#moulinrouge #moulinrougeparis #lemoulinrouge #boulevarddeclichy #show #espectaculo #spectacle #paris #parisfacades #pariscabaret #parisenespañol #super_paris_channel #alluring_paris_ #bns_paris #clichymontmartre #clichy #pigalle

La primera catedral de París

Como todos sabemos, hasta el siglo I de nuestra era no comienza a expandirse la religión cristiana.

El antiguo París, es decir, Lutecia, se presenta como ciudad relevante alrededor del siglo III d. C.

Es en este momento en el que un obispo italiano muy creyente, Dionisio, se decide a viajar a tierras de la Galia para convertir a los galos.

Pero no todo fue tan fácil, los cristianos no estaban bien vistos y eran perseguidos, apaleados, torturados…

Así que el obispo Dionisio, más conocido actualmente Saint Denis, se aleja un poquito del núcleo de población parisino por si las moscas y comienza a predicar en secreto la palabra de dios.

Toma una cantera abandonada para su misión y los cristianos se reúnen a escondidas y secretamente bajo tierra. Podemos decir que aquí tenemos una de las primeras iglesias del cristianismo.

Para San Denis las cosas no fueron muy agradables que digamos. Al no respetar la Ley de Roma y al dar la espalda a los dioses paganos (o simplemente romanos) fue condenado a muerte.

Le cortan la cabeza en el Monte de los Mártires, es decir, en el actual Montmartre.

Saint Denis toma la cabeza bajo el brazo y comienza a caminar hasta fundirse en el suelo, no sin antes haber parado para lavar su cabeza en una fuente.

El lugar donde se acabaron sus pasos fue donde se erigió la grandiosa Catedral de Saint Denis o la primera catedral de París.

Posteriormente, concretamente en el siglo XIII, se convierte en el «Cementerio de los reyes», puesto que es en esta catedral donde se agruparon casi todos los monarcas y grandes personajes del poder real.

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La puerta del Infierno

La porte de l’Enfer. Con este nombre tan dramático comenzamos la entrada de hoy. Pero no creáis que es de mi invención, pues es el nombre con que titula el gran artista August Rodin su mayor logro escultórico.

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Durante más de 30 años estuvo el hombre trabajando en estas puertas para que hoy en día digamos Rodin y sólo nos acordemos de su célebre Pensador.

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Pues tampoco vamos tan desencaminados, ya que el famoso Pensador fue extraído y reproducido de una de las esculturas de esta puerta. (Ahí está bien rodeado en rojo.)

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No sé a vosotros, pero a mí esto de la Puerta del Infierno me recuerda a la Divina Comedia de Dante. ¿A vosotros no? Pues ahora veréis.

En el s. XIX le encargaron a Rodin una puerta de entrada para el Museo de las Artes Decorativas. Al hombre le viene la inspiración y dice (más menos que más) ale, voy a responder al colega italiano Lorenzo Ghiberti. Él hizo la Puerta del Paraíso para el Baptisterio de Florencia plasmando diferentes escenas de la Divina Comedia. Pues yo voy a responder con una descomunal Puerta del Infierno.

Las puertas en bronce y al propio Pensador los podemos contemplar en el Museo Rodin de París. En cambio, el yeso de esta gran obra está en el Museo d’Orsay de París, al final del todo de la planta baja.

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Yeso de las Puertas del Infierno de Rodin en el Museo d’Orsay
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Musée Rodin de Paris

El Metro’politain’ de París (parte 1)

¿Quién no ha pisado París y se ha hecho la típica foto de recuerdo en una de las bocas de metro parisinas?

Estoy segura de que el 100% de las respuestas es positivo.

Está muy bien eso de sacarnos la fotita, pero ¿qué se esconde detrás de los famosos letreros del metro parisino?

¡Pues nos vamos a la historia a ver qué nos dice!

Allá a finales del siglo XIX, La Compagnie du chemin de fer métropolitain de Paris (vamos, lo que viene a ser la Renfe o Adif en España) programa un concurso para edificar sus entradas de metro.

Numerosos son los candidatos que presentan sus ideas; pero ninguno fue elegido. Digamos que el concurso quedó desierto.

El propio presidente de la compañía francesa de «Renfe» propone un candidato (¿entonces para qué tanto revuelo con el concurso si al final el señor hizo lo que le vino en gana? Claro, como era el presi…).

¿Os hacéis una idea de quién fue el elegido? Hector Guimard: arquitecto y mayor exponente del Art Nouveau.

Su arte supuso una gran novedad para las clases medias y bajas. Pues hasta entonces, el Art Nouveau lo conocían las clases altas, sin embargo, el metro es para todos y sus bocas de acceso también. Esos rasgos vegetales de la estructura metálica recuerdan a las plantas meciéndose en el viento, y ello nos puede cuadrar perfectamente como una alegoría al movimiento del metro.

A pesar de que no lo creáis, con la llegada del Art Deco dejaron de estar de moda estos famosos letreros de Guimard y destruyeron unos cuantos para dejar sitio a los nuevos diseños.

Afortunadamente, para nosotros y nuestras típicas fotos de turista, en la década de los 60 del siglo XX, se decide protegerlos, quedando los que podemos ver hoy en día: unos 86 cartelitos Art Nouveau.

Os dejo unas cuantas fotos para que veáis el estilo Art Nouveau del metro parisino. O mejor dicho, Metropolitain.

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Nos aparece un competidor. Pues el monopolio del metro parisino no lo tenía la «Renfe» de la que hablamos antes, sino que tenemos otra empresa relacionada con este transporte: Société du chemin de fer électrique souterrain Nord-Sud de Paris. A la cual podemos llamar Nord-Sud o nuestra Feve. Sobre los años 30 la acabará absorbiendo la «Renfe»

Esta empresa diseña un tipo de entrada para las líneas que tenía asignadas. Señalan dónde se sitúa la boca de metro e iluminan el lugar. Estos nuevos carteles se caracterizan por el color rojo del letrero y las letras blancas de la palabra Métropolitain.

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Ahora vamos a irnos a principios del siglo XX, sobre la década de los años 20. Por aquellos tiempos lo que se buscaba era señalar e iluminar los accesos al metro más claramente. De esta forma surge el Candelabro de Val d’Osne.

La diferencia con nuestro anterior cartel es que ya no encontramos la larga palabra Métropolitain, sino que comienza a dejarse ver el famoso Metro.

Ese nombre de Val d’Osne se debe a su fundición (del hierro) en el valle del mismo nombre.

Lo que tiene de particular este ornamento del Metro es que casi todos han desaparecido a día de hoy.

Son más comunes los candelabros Dervaux, cuya única diferencia con el de Val d’Osne es que la decoración que rodea el letrero es mucho más simple. Esta evolución más simplificada y minimalista se presenta a partir de la mitad de la década de los 20.

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Como dato curioso (una pena que no tenga ninguna foto) es que encontramos conviviendo juntos los dos estilos en varias bocas de metro, el Art Nouveau junto al Art Deco.

Torre Eiffel que inspira

Envuelta en un manto de niebla blanquecina

el armazón de su espalda al cielo se aproxima.

 

 

¿Dónde pasaste los Mundiales de fútbol que viviste?

 

¿Alguna vez tuvisteis la oportunidad de estar en el país que gana el Mundial de fútbol? ¿Qué tal la experiencia?

Quelque fois avez-vous eu l’occasion d’être sur le pays qui gagne le Mondiale de football ? Que diriez-vous de l’expérience ?

Yo he tenido la ocasión 2 veces nada más y nada menos.

El 11 de julio de 2010 estaba en un pueblecito de Asturias (España) y viví cómo ganaba España en Sudáfrica. Me tocaba trabajar pero disfruté mucho. Los niños del campamento en el que era monitora estaban eufóricos y fue muy divertido. Creo recordar que fuimos a la playa a celebrarlo en plena noche. La juventud…

Ocho años después, este 15 de julio de 2018, vi cómo ganaba Francia el Mundial de Rusia. Estoy de vacaciones, así que en plena marabunta de París tuve el placer de corear on est champion !!!!!

Vimos el partido en una cafetería que tenía un desfase de un par de segundos en la emisión. Así que en cuanto gritaban los de enfrente gol, nosotros lo seguíamos. Pero ya al final, el desfase de tiempo se fue ampliando y llegó a ser de unos 30 segundos. Así que mientras los demás celebraban la victoria, nosotros intentábamos interpretar de qué eran los gritos y mirábamos intensamente nuestra televisión.

El final fue apoteósico. Todo el mundo se levantó de su sitio con mogollón de alegría. No pararon de cantar la Marsellesa y otros cánticos relacionados con el fútbol y el deporte. Tiraron bengalas, petardos, se desnudaron, lanzaron cerveza, se subieron a señales, también se montaron en coches… Iban con medio cuerpo saliendo de las ventanillas, o cuatro o más en el maletero, y también por el techo… Había un coche que no funcionaba y tenían que empujarlo. Lo que también le caracterizaba era que estaba pintado con la bandera francesa.

Yendo hacia la zona de los Campos Elíseos y de los Campos de Marte estaba todo que desbordaba.

Con lo que me quedo fue con el pedazo de cielo que nos regaló París ese día en medio de la euforia colectiva. Fue un cielo mágico en un día especial para los franceses.

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¿Y tú? ¿Tienes un recuerdo especial de algún Mundial?

#onestchampions #onestenfinale #lavieestbelle #mondial #mondiale #mondial2018 #vivelafrance #futbol #football #foot #paris #allezlesbleus #allezlesbleus🇫🇷 #biere #fanzone #champselysees #fanzonetoureiffel #etoile #arcdetriomphe #arcdutriomphe #folie #locura #crazy

Qué hicieron dos palomas para merecer su nombre en una calle de París

Érase una vez, allá por el siglo XIII, que vivía en París una pareja de palomas. Pasaban sus días, con idas y venidas, en la bien llamada Calle de la Paloma, o, si lo queremos decir a la francesa, Rue de la Colombe.

Yo aquí quiero contaros la historia que fue corriendo de voz en voz por las calles de París con el paso de los años. Pues no es cosa pequeña sobrevivir al paso de los siglos.

Para ponernos en contexto, en una de las casas de la Calle de la Paloma vivía un escultor que trabajada a pocos metros de su casa, pues su «despacho» era nada más y nada menos que la Catedral de Notre Dame. Pero volvamos a las palomas.

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Portal del edificio de nuestra historia.

La susodicha pareja de enamorados pasaba su día a día muy atareadamente. Un mosquito por aquí, una mosca por allá, que tengo sed y me acerco al Sena a por un traguito de agua…

Hasta que un día, un desafortunado día, el edificio donde vivían de la Rue de la Colombe se derrumbó.

¡Ay! ¡Pobres palomas! ¡Qué desdicha la suya!

Pues habían quedado sus pequeños cuerpos separados por una montonera de escombros y piedras.

Ante tal derribo, fueron llamados unos aplicados albañiles, pues había que despejar la calle de tal destrozo.

Y cuál fue la sorpresa de estos trabajadores y perspicaces hombres, que durante su ardua labor en suelo parisino, alzaron la cabeza, y bien observaron las idas y venidas de una de las palomas a los escombros que estaban desalojando.

¡La paloma estaba alimentando a su compañera a través de un agujero del edificio desplomado!

Eso sí que es un amor perseverante, y los albañiles fueron sensibles a este amor. Dieron con el agujero y no dudaron en quitar rápidamente los escombros que tenían atrapada a una de las palomas.

Una vez liberada, la pareja se reencontró en el cielo y alegraron la vista de los presentes con múltiples cabriolas. Tal era la alegría de dos seres alados, enamorados y con ganas de vivir.

FIN

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Placa que nos cuenta todo lo que ha ido sucediendo por esta calle tan emblemática.

  • Como apunte algo más histórico, el trazado de la Rue de la Colombe es romano.
  • Se sabe con precisión que el edificio fue construido a finales del siglo XIII porque fue encontrado entre sus paredes un esqueleto de un gato que data de ese siglo.
  • Durante la Edad Media y hasta el siglo XVII hubo una ferviente tradición. Los recién casados llegaban a esta calle con promesas y juramentos de amor. Finalmente, esta práctica se acaba prohibiendo, pues la iglesia de Notre Dame la considera de carácter pagano.
  • Este edificio fue el único de la Rue de la Colombe que sobrevivió a la reforma urbanística de París del barón Haussmann.
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El edificio de nuestros protagonistas con su actual restaurante.

Si os ha gustado leo vuestra opinión en los comentarios.

25 imprescindibles en París

Hoy me apetecía hacer una entrada especial en el blog. Es mi cumpleaños y, por ello, quiero autorregalarme una entrada con 25 cosas que me hacen feliz cuando voy a París.

El tiempo vuela y en nada ya tendré que volver a mi Tierrina, pero además de volver con un año más, también voy a volver con todo un bagaje de experiencias vividas en tierra gala que ya muchos quisieran.

He intentado vivir cada momento de este año en el extranjero con la mejor de las sonrisas.

También creo haber sacado el mejor provecho de cada momento de bajona (que gracias a dios han sido muy pocos)

Y todos los días estoy intentando empaparme al máximo de todas las historias posibles relacionadas con los lugares que visito en mis escapadas a París, que es de lo que más me gusta de mi estancia en Francia.

Antes de venir a la Galia hice una lista con las cosas que me gustaría hacer o visitar y, afortunadamente, ya he ido cumpliendo muchas de ellas.

Por todo ello quiero escribir esta entrada, porque estoy siendo feliz realizando mi sueño de vivir y trabajar en Francia y porque quiero compartir con vosotros los lugares y las pequeñas tonterías que me han dado un agradable momento de felicidad.

¡Ahí va mi lista! Espero que os guste, siempre podéis añadir algo más en los comentarios. No dudéis en escribirme.

1- Subir las escaleras de Montmartre y picar algo arriba mientras París hace vida.

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Sacré Coeur

2- Perderme por las calles de París e ir conociendo nuevos lugares fascinantes.

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La Défense

3- Conocer los más viejos de París: el árbol más viejo de París, plantado en 1602 al lado de la iglesia de Saint Julien le Pauvre; y la casa más vieja de París, edificada en 1402 sigue en pie en el 51 de la rue Montmorency.

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4- Ver la tele, una serie o escuchar la radio en francés. La tele la verdad que no la veo nada, en todo este año vi Eurovisión y ya. Muy tristes los comentaristas gabachos… Pero series ya he visto la de Métronome (la cual os recomiendo fehacientemente), L’amour à 200 mètres (lo pasé pipa), Ever after high (sé que es infantil pero lo flipé) y Reign (sobre la reina María de Escocia, enganche total). Todas en francés y subtituladas en francés, para ir haciendo oído. Y respecto a la radio, somos fans de La radio sans pub.

5- Ir al mercado. Los viernes toca el de Arpajon y los domingos el marché de Bastille en París, en el boulevard Richard Lenoir. Hay mucha comida típica, fresca y muchos puestos de recuerdos y souvenirs a muy buen precio. Además el ambiente es muy animado.

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Mercado de Arpajon en Navidad

6- Hacer trasbordo en el metro parisino una y otra vez como si nada. Ahora que ya lo veo con un poco más de perspectiva, si hago esto es, o porque la línea esta fatal comunicada con mi destino, o porque me he perdido… Afortunadamente, en todo el año que llevo aquí sólo me he perdido una vez y me confundí otra. Dos en total. Al final resulta muy fácil y cómodo lo del metro.

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7- Tener largas conversaciones con franceses. Al principio acababa con la cabeza como un bombo si escuchaba a los demás hablar más de la cuenta en francés, pero ahora ya estoy acostumbrada y la verdad que no hay problema. Bueno, siempre que el tema a tratar no sea una chapa.

8- Comprar un libro en una librería francesa tipo Gibert Jeune, Shakespeare & Company, una tienda de segunda mano o uno de los puestos que hay a la orilla del Sena (les bouquinistes).

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9- Salir por la noche parisina.

10- Ir a uno y otro museo todo lo que se pueda y más, hasta que se acaben.

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11- Comprar una baguette (decepción total) y comer un croissant (todavía no he dado con uno que esté malo!!!)

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12- Recorrer el Grand Axe (me metí en una tarde La Défense, L’Arc du Triomphe, Concorde y Saint Michel), en ello entran les Champs Elysées.

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13- Subir a la gran noria de París (La Grande Roue).

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14- Morrear en el Muro de los Te quiero, y en lo alto de la Tour Eiffel, y en el Sacré Coeur…

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Mur des Je t’aime

15- Subir a la Torre Eiffel, al Arco del Triunfo, a las Torres de Notre Dame y de Montmartre y ver las grandes panorámicas de París.

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Vistas desde la Tour Eiffel

16- Leer libros en francés. Obviamente ya cumplí con El principito de Saint Exupéry y con Nuestra Señora de París de Victor Hugo, de la cual leí un buen pedazo en Notre Dame (¡¡como tiene que ser!!).

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17- Relajarme a los pies de Notre Dame y ver la cantidad de turistas que no paran de un lado para otro.

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18- Descubrir un lugar mágico, como el Canal de Saint Martin, y ver otra de las muchas caras de París, no la de los turistas, sino otra más tranquila.

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19- Poner un candado del amor en uno de los puentes del Sena, si hay que ser turista se es de verdad de la buena.

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20- Montar en uno de los barcos que recorren el Sena a lo guiri total y ver lo más famoso de París desde una perspectiva diferente.

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21- Saludar desde la orilla a los barcos con turistas (y recibir el saludo, claro).

22- Espatarrarme en cualquier jardín de París y disfrutar del ambiente (Jardins de Luxembourg, Jardin des Tuileries, Champs de Mars, Parc de Buttes Chaumont, Parc Monceau, Parc de Sceaux, Domaine de Chamarande y un largo etcétera).

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23- Asistir a un concierto improvisado en las calles de París (o de mi gato-compi-de-piso).

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24- Comer un crepe, una quiche, una fondue, un coulant, una blanquette, un croissant, una galette, macarrons o lo que sea típico francés.

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25- Compartir toda esta experiencia con un ser querido.

26. Y finalmente añado una 26 porque son los años que cumplo: SER FELIZ VIVIENDO EL PRESENTE.

Espero que os haya gustado. Ya sé que hay mil cosas más por hacer, así que ahora es el turno de que vosotros las compartáis. Os espero en los comentarios.

 

Ángel sonriente y Ángel que llora. Rouen y Amiens

He tenido la oportunidad de conocer la maravillosa ciudad de Reims y de poder visitar algunos de sus más emblemáticos símbolos, como lo es el Ange au Sourire o el Ángel Sonriente.

En el pórtico de la gran Catedral de Reims, el cual pertenece a una fachada de unas 2.000 estatuas, se encuentra, con un aire super apacible, una serie de ángeles cuyas caras son risueñas por completo. En concreto, uno de esos ángeles se erige como icono francés durante la Primera Guerra Mundial, simbolizando así el ingenio francés y aquello destruido por los alemanes.

Entre el patrimonio destruido a causa de la guerra se encuentra nuestro ángel protagonista, el cual data de la primera mitad del siglo XIII y, durante la guerra ya citada, es «decapitado» durante el incendio de la catedral y posteriormente restaurado.

Decapitado o no, representa a San Gabriel, y sus alas extendidas hacen de esta representación religiosa una rareza escultórica dentro del arte gótico.

Hasta principios del siglo XIX nuestro ángel protagonista es testigo de las coronaciones de los monarcas franceses, en 1914 de la Primera Guerra Mundial, en 1991 de la inclusión de la propia catedral de Reims en el Patrimonio de la Humanidad, u hoy en día de los miles de turistas que se acercan a contemplarla con toda tranquilidad e ilusión por acercarse a este trocito de historia.

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Catedral de Reims

Casualmente, unos meses después conocí la estupenda Amiens. Y cuando vi que en su catedral también había un ángel, pero en este caso triste, me llené de alegría. Sin saberlo se habían cruzado en mi camino dos grandes símbolos franceses de la Primera Guerra Mundial que para mí están completamente relacionados, pues uno es el Ángel Sonriente y el otro el Ángel que llora. Dos sentimientos y expresiones que todos conocemos, pues cada día nos batimos entre la tristeza y la alegría en esto de vivir.

Este ángel, como ya indican su nombre y su pose, tiene un trasfondo más triste, pues simboliza el dolor de los huérfanos de una casa de caridad, a cuyo cuidado se encontraba el sacerdote de la catedral. Se llamaba l’École des enfants bleus.

El ángel se encuentra sumido en un gran dolor y, como podemos ver en la imagen, la simbología acompaña la atmósfera que lo envuelve. A la izquierda hay un reloj de arena representando lo breve que es la vida. Bajo su codo, una calavera nos muestra la muerte.

Este ángel es más tardío que nuestro Ángel sonriente, pues data de mediados del siglo XVII y pertenece al grupo escultórico ideado para el mausoleo del canónigo Guilain Lucas de Genville. El pueblo de Amiens le profesa un gran cariño y es durante la Primera Guerra Mundial cuando se expande por completo su fama, pues los soldados se ampararon en él, lo protegieron con una gran barricada de sacos de arena y mandaron múltiples imágenes, fotos y postales en su correspondencia con sus allegados.

El Ángel Sonriente y el Ángel que llora son para mí dos esculturas que han enriquecido enormemente mis andaduras por Francia, pues no sabía de su existencia y sin querer, ambos se toparon en mi camino. Haciendo de esta casualidad del destino un bonito encuentro entre lo que es viajar y lo que es empaparse de cultura a donde quiera que vayas.

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Catedral de Amiens

Me llevo un gran recuerdo de los dos y sentimientos encontrados, pues mucho sonrío por haberlos visto y mucho entristezco por no poder volver a verlos todas las veces que quisiera.

Y tú, ¿en qué idioma dices «te quiero»?

El arte de París habla de amor y no sólo por San Valentín.

Ya llevo casi medio año viviendo al lado de París y en todo este tiempo he podido fotografiar muchísimo arte de la Ciudad de la Luz.

Con motivo de la festividad de los enamorados he querido recopilar todas las fotos en las que he capturado un instante de amor. Instantes de amor en arte que en realidad duran la eternidad.

¿Pero de dónde viene en verdad todo este revuelo de San Valentín?

La fiesta de San Valentín data por primera vez de finales del siglo V. Este santo habitó en la Antigua Roma y se le conoce como un santo mártir, cuyas advocaciones son el amor universal y el afecto.

¿A qué se dedicaba Valentín hace tantos años?

Pues nada más y nada menos que a casar a escondidas a soldados con sus damas en tiempos en que el Cristianismo estaba prohibido.

Los altos cargos se enteraron de que realizaba estos casamientos en secreto y lo mandaron capturar, con tan mala suerte de que no era querido por unos cuantos poderosos y lo mandaron decapitar.

De la que iba a acabar con su condena, entregó un papel a una chica ciega para que lo leyera. Ella quedó muy extrañada porque no podía ver y por lo tanto tampoco leer, pero abrió el papel y vio por primera vez. Leyó «Tu Valentín».

Así que puede interpretarse que nuestro mayor representante del amor también estaba enamorado.

Fue una festividad católica que a mediados del siglo XX fue suprimida, sin embargo, ello no fue ningún impedimento para que se siguiera festejando el amor internacionalmente, olvidando las religiones, culturas, ideologías…

Volviendo a las fotos que os quiero compartir, hay algunas que no logro identificar porque ya se me ha olvidado dónde las hice… Como dice mi madre: «memoria de zanahoria». Pero bueno, ello no quita ningún gramo de belleza a la obra.

Lo mejor lo he dejado para el final, os recomiendo ver todas las fotos.

Rodin esculpe varias escenas apasionadas de amor.

A la izquierda, en bronce, Rodin esculpe El beso, escena que ambienta la entrada del Museo de l’Orangerie.

A la derecha, también en bronce, podemos ver una de estas escenas en el interior de su propio museo, el Museo Rodin, la cual se llama La eterna primavera.

 

 

Y esta maravilla en mármol también está esculpida por el gran Rodin. Representa a Cupido y a Psique fundidos en un eterno beso y abrazo.

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Henri de Toulouse-Lautrec nos pinta una escena cotidiana de cualquier pareja, La cama o Le lit. Yo quiero pensar que son dos novios guareciéndose del invierno en su cama.

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Esta imagen creo que la saqué en el Museo d’Orsay. Sé que es un detalle de un cuadro más grande. Y esta pareja en una esquina me encantó. Parece que se están dando un beso apresurado a la vez que delicado.

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No todo va a ser amor romanticón y empalagoso. También tenemos la amistad y el compañerismo. En el Museo de las Armas saqué está foto a una fotografía que me impactó mucho. Dos soldados llevan en volandas a un tercero. Este último tiene el pie atravesado por una trampa. Es increíble que sus caras no reflejan en ningún momento la gravedad de la situación que están viviendo.

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Ahora quiero aludir al amor por nuestros amigos y fieles compañeros los animales. Aunque he de decir que el ejemplo que he elegido me parece un poco de colgadillo.

Os presento a El Vizir, el caballo de Napoleón. Lo acompañó durante 12 años en sus batallas y acabó muriendo con 33 años. Napoleón ordenó conservar su piel, para ello la envió a Inglaterra, evitando así que los siguientes regímenes se hicieran con ella.

Ambos difuntos se encuentran próximos, pues cerca está la tumba del emperador, en el Dômo de los Inválidos.

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Esta foto la hice en el Museo Picasso y creo que es un boceto de un Picasso. Pero tengo bastantes dudas y no encuentro más información. Me parece una bonita escena, relajada, un canto al amor desde la imagen de la música.

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Encontramos el mito de Edipo en el Museo d’Orsay. Un amor no aceptado socialmente, el deseo del hijo por su progenitor. En este caso lo esculpe Jean Baptiste Hugues y lo llama Oedipe à Colone.

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Sé que no es una foto muy buena, pero me encanta. La saqué en el Louvre y se trata del Sarcófago de Cerveteri. Se trata de dos esposos recostados durante un banquete etrusco. Si os fijáis, sus piernas se acaban fundiendo y confundiendo. Me encanta la sonrisita que tienen dentro de esa estatismo.

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El sueño del Niño Jesús es la última obra relacionada con el amor que os quiero enseñar. El amor de una madre y su hijo. En este caso de la madre de todas las madres. La pintó Sassoferrato en Roma en pleno siglo XVII. Me parece de un delicado y de un enternecedor hermoso.

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Para terminar con esta entrada en la que triunfa el amor, quiero dejaros dos lugares emblemáticos en estos del amor parisino. Por una parte tenemos El muro de los te quiero. Esta obra fue imaginada por Frédéric Baron y por Claire Kito. Al tratarse París de la ciudad del amor, quisieron los dos artistas crear un lugar donde se viera representado todo ese amor que confluye en esta gran ciudad. Para ello escribieron 311 «te quiero» en 250 idiomas. 

Si os fijáis, hay un montón de trocitos rojos esparcidos por la obra. Se trata de un corazón roto que simboliza la fractura de la humanidad. Es decir, haz el amor y no la guerra.

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Y tú, ¿en qué idioma dices «te quiero»?

Y ya para concluir, os dejo un candadito del amor. De esos que encuentras en los lugares más insólitos de las calles parisinas. De esos que intentan atrapar el amor durante unas efímeras vacaciones. De esos que durante un viaje se vuelven un recuerdo especial. De esos que son símbolo de un amor que se dejó caer por la gran ciudad del amor.

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Muchas gracias por llegar hasta aquí. Te deseo mucho amor en este día de San Valentín y en todos los del año.