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Casas medievales en París

Maison de Nicolas Flamel

En el número 51 de la rue Montmorency se encuentra la casa de Nicolas Flamel, también conocida como la casa más vieja de París, puesto que data del año 1407.

Nicolas Flamel enviuda en 1397 y nunca llega a vivir en esta casa. Sin embargo, decide que quiere hacer el bien a la sociedad. Así que invierte su fortuna en construir esta casa que servirá para atender a los más desfavorecidos y a los jornaleros de las tierras de los alrededores.

La tumba de este hombre estaba en la desaparecida Iglesia de Saint Jacques, de la cual sólo queda su maravillosa torre, la Tour de Saint Jacques. En la lápida se leía la siguiente inscripción: «De la tierra vengo y a la tierra vuelvo». (Me da muchísima rabia haber estado varias veces delante de esa lápida en el Musée Cluny y no haberle sacado una foto).

Tour de Saint Jacques

Aunque hoy en día la lápida está en el Museo de la Edad Media de París o Musée Cluny, en 1797 desapareció por un tiempo. De hecho, cuando decidieron abrir su tumba, quienes se acercaron encontraron el sepulcro vacío. Estos hechos no hicieron más que reforzar la leyenda con la que se afirma que Flamel logró encontrar la piedra filosofal o el elixir de la eterna juventud.

Esa leyenda también nos cuenta que Nicolas Flamel se dedicaba a la alquimia y que es justo en esta casa donde se ocupó de transformar los metales en oro. Sin embargo, la fortuna de la que hablamos antes, no la logra a través de la alquimia, sino que profesaba diferentes oficios: iluminador, librero, escriba-jurado en la Universidad y… ¡Chan, chan, channnn! La usura y la especulación inmobiliaria.

Respecto a la casa, si alzamos la mirada hacia su fachada, leemos en letras góticas

Nous hommes et femmes laboureurs demeurant au poche de cette maison qui fut fait en l’an de grâce 1407, sommes tenus chacun en droit sous dire tous les jours un patenôtre et un ave maria en priant Dieu que de sa grâce face pardon…

Nosotros, hombres y mujeres trabajadores moradores de esta casa que fue hecha en el año de gracia de 1407, seamos tenidos en cuenta cada uno de nosotros en el derecho de rezar todos los días un Padre Nuestro y un Ave María rogando a Dios que de su gracia nos conceda el perdón… (Lo traduje yo, así que no sé si no está muy allá)

Hay quienes cuentan que decidió plasmar sus conocimientos por las diferentes fachadas de sus múltiples casas y sólo accedía a todos esos saberes quien supiera descifrar el mensaje.

Fijo que a más de uno le suena el nombre de este señor y es que nada más y nada menos que J. K. Rowling decide rescatar su figura, apareciendo este personaje en el primero de los libros de esta saga: Harry Potter y la piedra filosofal. Nicolas Flamel, el amigo del afamado director del prestigioso colegio de hechicería Howgarts, Albus Dumbledore.

Maison d’Ourscamp

En el 44-46 de la rue François-Miron encontramos la Maison d’Ourscamp, cuya arquitectura nos transporta a la Edad Media parisina.

Una de estas casas data del año 1248, sin embargo, son reconstruidas hacia 1585. Se nota que aunque son casas altas, son estrechas, con dos ventanas por piso y un tejado a dos aguas. En 1960 son restauradas y se descubrió que su fuerte armazón de madera rellenado con barro y paja estaba tapado con yeso. Esto se debía que, a pesar de ser edificaciones muy duraderas, dato que podemos corroborar, eran muy propensas a ser pasto de las llamas.

La Abadía d’Ourscamp, la cual se encuentra en l’Oise, al norte del bosque de Compiègne, contaba con más de 500 monjes en 1154. En la ciudad, mandan construir una casa para acoger al abad y a aquellos jóvenes monjes que querían estudiar teología en París. Esa casa es una de las que podemos ver actualmente.

Hoy en día, la verdad que llaman la atención mientras paseas, porque entre todo el gris de los edificios haussmannianos, resaltan estas casitas con su arquitecura medieval.

La publicación de hoy es para mi mamá por su cumpleaños. Porque todos los días, más bien por teléfono, le intento acercar un poquito de mi mundo. Ojala descubramos dónde tiene Abu guardada la piedra filosofal y compartamos entre nosotras para tener siempre algo que contarnos.

Edad Media en París: Collège des Bernardins

En su día, años ha, había comenzado a contaros diferentes cosas sobre el París medieval al que me fui acercando cuando vivía allí. Hasta el momento, os compartí sobre el medievo parisino lo siguiente:

Hoy me apetece hablaros de un convento muy bonito en el Barrio Latino, le Quartier Latin, le Collège des Bernardins.

Fui a parar a su refectorio un día de invierno con bastante frío. Y he de decir que ahora que tengo pa comparar tres tipos de frío, el de Asturias, el de Cuenca y el de París, para mí el más dañino, el de Asturias, el más jodido, el de París y el más llevable, el de Cuenca. Ahí queda eso.

Al lío. Me llamó la atención lo limpio y lo bien mantenido que estaba, además de su bonito árbol de Navidad. Cinco años de restauración dan lugar a lo que hoy podemos disfrutar. Sólo se podía ver el propio refectorio y una sala que lo continuaba con unos audiovisuales. Está dividido ese refectorio en tres naves de bóveda apuntada que constituyen una sala de estilo gótico.

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El siglo XIII alberga una revolución intelectual en Europa. El saber va saliendo del ámbito eclesiástico y toma poco a poco fuerza en las universidades.

El Papa Inocencio IV saca una bula papal que anima a los cistercienses ir a estudiar a París. Era la «moda» entre los dominicos y franciscanos, así que ellos no se podían quedar atrás.

El Collège des Bernardins se concibe como lugar de estudio y de formación para los monjes cirstencienses en pleno siglo XIII. Y así será durante cuatro siglos más, concretamente, hasta la Revolución.

Debido a lo que pudiera pasar y por si las moscas, tanto alumnos como religiosos abandonan el lugar en 1791.

El convento se transforma a lo largo de los años en prisión, almacén y también fue, brevemente, Colegio para los Hermanos de las Escuelas Cristianas, para finalmente ser un cuartel de bomberos y un internado para la Escuela de Policía. Ya vemos que fue muy polivalente el lugar.

Por último, en nuestros días, vuelve a ser propiedad de la ciudad de París y se concibe como un proyecto cultural que alberga todo tipo de acciones que lo configuran como un lugar de búsqueda e investigación para la Iglesia y la sociedad.

Para ir acabando, sólo quiero reflejar que ante la apariencia de estar ante un lugar que siempre ha mantenido un ambiente de estudio, formación, culto y demás actividades tranquilas, también ha sido testigo de uno de los episodios más crueles de la historia parisina.

Me refiero a la Semana Sangrienta de mayo de 1871, semana durante la que se desarrolla la etapa final de la Comuna de París y en la que esta es anulada y sus miembros ejecutados en masa.

Multitud de personas van a refugiarse al Collège des Bernardins y viven auténticos momentos de temor ante lo que estaba sucediendo en las calles de París.

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Quedamos con un poco de mal sabor de boca con esta publicación, pero no os preocupéis que enseguida escribo otra para restar fuerza a este mal episodio.