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Robinson Crusoe, Daniel Defoe

Creo que este gran clásico de la literatura universal se puede resumir en una palabra: resiliencia.

«La resiliencia o entereza es la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos» reza la definición de este palabro tan de moda en nuestros días.
El náufrago más conocido de la historia, nuestro Robinson Crusoe, supera toda una serie de dificultades haciendo que el lector participe de la experiencia vital de la mayor de las soledades.

Cuando a uno le hacen la típica pregunta de: ¿y tú qué llevarías a una isla desierta? Antes de responder yo recomendaría atender las reflexiones de Robinson, quien pasa por todas las etapas adaptativas en una situación tan devastadora y adversa.

Como lectores, vemos cómo se sobrepone a la ardua tarea del acopio de materiales, cómo se hace agricultor, cómo domestica los animales, como construye su casa y crea un hogar, cómo se refugia en Dios, cómo ansía la libertad a la par que teme salir de sus dominios… Una vez que aparecen otras personas, se le plantean dualidades ético-morales… La novela, más que ser de aventuras, es un diálogo interior donde el autocuidado y la constancia priman por encima de todas las cosas .

Y si yo tuviera que llevar algo a una isla desierta, sería el tenor y la constancia de este personaje para no abandonarse a sí mismo.

Diario del año de la peste, Daniel Defoe

Diario del año de la peste es una lectura lenta, a veces, incluso, tediosa. Sin embargo, siendo parte de nuestra historia o siendo ficción, según se quiera entender, nos muestra que, a pesar del paso de los siglos, el ser humano en sociedad se comporta de la misma manera ante una epidemia de peste que ante una pandemia de coronavirus. Toda una lección a aprender.

En cuanto al valor del contenido, muy alto. Se puede considerar la primera manifestación del periodismo tal y como lo conocemos hoy en día. En el sentido en que un hombre intenta contar objetivamente la realidad de su tiempo y hacer llegar los acontecimientos de sus contemporáneos intentando evitar todo sesgo. Obviamente no lo consigue y cae en muchos juicios de valor, sin embargo, el afán de contar la historia de la peste en la ciudad de Londres como un hecho real, le da mucho mérito a Defoe, pues no se había realizado este tipo de escritura con anterioridad.