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Acerca de oviversai

De un lugar donde todos somos únicos y extraordinarios. Seamos lo mejor de nosotros mismos para hacer muchos mundos mejores

Tu voz

Tienes una voz vibrante que haría temblar las mismísimas entrañas de la tierra.

Me sacudes cual río de lava quebrando la piedra.
Me agitas como el arroyo turbulento a los cántaros rodados.
Me zarandeas al igual que el viento a las hojas de los árboles.

Y con tu voz las hojas caen, las piedras entrechocan y la lava es fría comparada con tus besos en mi garganta.

Y si caemos en el arte del susurro, tu voz se vuelve almíbar que anega mi boca y sumerge mi vientre en un dulce arrullo de piedras quebrándose ante la fuerza de dos cuerpos temblando bajo el sonido de dos gargantas secas de esperar lo que nunca va a llegar:
tu susurro al alba y tu murmullo al crepúsculo.

Ilustración de Sabrina Morgado

Disfrutar

¿Sabes lo que sucede?

Que nos comportamos todas las veces como si fueran la última.

Ilustración de Ilaria Zallenato

Caperucita en Manhattan, Carmen Martín Gaite

Es completamente necesario empezar la reseña de Caperucita en Manhattan con la siguiente palabra: ¡Miranfú! Se trata de una palabra inventada por la joven protagonista de esta novela de ficción, la cual viene a decir «va a pasar algo diferente» o «me voy a llevar una sorpresa».

Nuestro personaje principal se llama Sara Allen y es tan lista e inteligente que, sin conocer Manhattan, logra plasmar todo un recorrido por este barrio con todo lujo de detalles.
En algún que otro momento llegué a pensar que la autora, Carmen Martín Gaite, valiéndose de un plano que otorga a Sara, escribe para siempre sus rincones favoritos de Manhattan para que nunca se le olviden sus calles y sus paseos en «el jamón» de Nueva York. Sería genial que cada ciudad que nos llegase al corazón nos lograra inspirar una historia que consiguiéramos articular de tal manera que nunca se nos olvidaran nuestras idas y venidas en ese lugar.

El principio del libro me pareció súper aburrido. Niña inteligente con ganas de comer el mundo encorsetada por una madre tradicional a la que le da miedo todo y su mundo gira entorno a las tareas del hogar. Más padre completamente desentendido de la casa que con ir a trabajar ya lo tiene todo hecho. Súmale a eso un matrimonio sumido en la rutina y en el hartazgo que no hace más que discutir.

Afortunadamente, la abuela, Gloria Star, da la pizca de chicha que necesita el libro para que no lo abandones a los tres capítulos de empezar.

El novio de la abuela, Aurelio, me quiso recordar a Pepe el Romano de la obra teatral La casa de Bernarda Alba. Cabe descartar que el parecido no me viene del personaje, sino de los sentimientos de la protagonista hacia él. Sara no conoce a Aurelio, de hecho, no aparece en la novela. Sin embargo, nuestra Caperucita le profesa una devoción y un querer dignos de cualquier amor platónico.

La tarta de fresa que va en el cesto de nuestra Sara-Caperucita es el objeto «mágico» que toda novela de ficción necesita para que funcione la trama. A pesar de ser un dulce tan goloso, a mí llega un momento en que se me atraganta y me acaba empachando. Creo que la obsesión de varios personajes por los dichosa tarta hace que la acción se vuelva lentísima e, incluso, aburrida.

Y este es el punto al que estaba deseando llegar y con el que no sabía si empezar o acabar esta pequeña reseña. Carmen Martín Gaite hace magia con sus líneas. Solamente por el capítulo en que Sara Allen y la «vagabunda» Miss Lunatic se toman un chocolate, este libro vale su peso en oro. ¡Qué conversación…! ¡Qué fuerza..! ¡Qué impresión el intercambio de palabras que mantienen…! Me quedé totalmente eclipsada con la conversación entre esta niña y está anciana. Y, perdonadme si me repito, pero solamente por este capítulo, ya merece la pena la lectura al completo.

Con este buen regusto sin tarta de fresa, os recomiendo la lectura de Caperucita en Manhattan y que sintáis la magia de la Libertad en Central Park.

Sobre cómo hacerse daño a uno mismo queriendo a la persona equivocada

Te quise de lejos.

En silencio.

Sin molestar.

Para que el daño fuera menor.

Ilustración de @cavegirllora

Almendra, Won-Pyung Sohn

Almendra me quiso recordar al tópico existente acerca de la violencia en las representaciones artísticas asiáticas literarias o cinematográficas. Exceso de violencia, de sangre y explicitud de hechos que se podían velar un poco.

Obviando el cliché de la violencia morbosa, a mí me rompió todos los esquemas.
Estuve todo el rato inmersa en la historia y no logro entender cómo una narración a través de un protagonista incapaz de decodificar sentimientos y emociones pudiera provocar tanto en mi interior.

La alexitimia condiciona la vida de la familia de Yunjae. La incapacidad de sentir de este adolescente hace que los demás se vuelquen a su alrededor y quieran mostrarle su mejor yo. Los esfuerzos por comprenderlo y por que él comprenda a los demás no solo proceden de sus familiares, habrá otras personas que se cruzarán en su camino y que lo marcarán. Lo curioso es que, si él sintiera miedo o rechazo, no se acercaría a más de uno de ellos. Pero como no es el caso, la historia se desarrolla de forma que uno, como lector, es capaz de llegar a comprender a una persona que padezca alexitimia. Porque, aunque no haya sentimientos ni emociones registrables, la historia de Almendra se basa por completo en la empatía.

Viento

En medio de aquel lugar donde solo se oía el viento,
nuestros besos se abrían paso entre dos labios y dos lenguas con hambre de más.
Los abrazos ahuecaban las ráfagas de aire en el rincón de tu cuello.
Y, a pesar de que el viento se llevaba tu olor, yo te olía.
Y además, te sentía.

Ilustración de Clarafosca

Pieles


Esconden historias de las que no sabrás ni su cuarta parte.
Un mapa de venas de textura de terciopelo envuelve un sin fin de caricias.

Tu mano en piel.
Tu mano en venas.
Tu mano en mí.

Acaricio cada camino escrito en tu cuerpo con mi mano temblorosa.
Tu piel y mi piel se llevan bien.
Pieles maduras y pieles de terciopelo.
Todas esconden sus historias.

Ilustración de @saltandrosemary

El club de los poetas muertos, Nancy Horowitz Kleinbaum

Reconozco que entré en bloqueo lector total con El club de los poetas muertos.

No me enganchó y no sé por qué. Es la primera vez que leo una adaptación de un guion cinematográfico y no quiero achacárselo a eso. Sin embargo, la historia es totalmente predecible, incluido el dramático final.
Los personajes son todos iguales, estudiantes elitistas cuyas familias esperan lo mejor de ellos sin tener en cuenta sus aspiraciones o deseos y todos tienen sus frustraciones. El bravucón, el enamorado, el chivato, el empollón… Quitando a Todd, a quien se le ve una evolución, todos los caracteres son planos. Además, el profesor Keating, quien aparenta ser el personaje más logrado en cuanto a exaltación de la autenticidad, de reivindicación del yo o de la máxima del carpe diem, deja bastante que desear en el capítulo en el que, sin venir a cuento, les proyecta a los alumnos fotografías altamente sexualizadas… Destila bastante machismo esta historia y este episodio no es aislado en cuanto a cosificación de la mujer.

He de decir que valoré mucho el punto en que se plantea la diferencia entre salirse de las normas, vivir el momento y ser uno mismo frente a faltar al respeto, hacer mal a los demás o tener actitudes de desprecio u ofensa. Uno puede mantener su esencia y seguir su camino sin necesidad de caer en lo reprochable.

Finalmente, me quedo con el personaje de Todd. Además del progreso que mencioné antes, la evolución de la timidez hacia la lealtad férrea y el sentido de la justicia le dan mucho valor a su actuación.

Para terminar, me decanto por la película. La recomiendo antes que el libro.

Hoy paseamos por Chinchilla de Montearagón

En 2014 se aprueba en el Ayuntamiento de Chinchilla de Montearagón la bandera de esta ciudad. ¿Este año tan reciente quiere decir que estamos ante una población de nueva creación? Pues claro que no.

Chinchilla de Montearagón es el germen de la provincia de Albacete. Esta provincia se funda en 1822 y Chinchilla resulta ser la capital de este nuevo territorio. Sin embargo, podemos seguir dando pasos agigantados sobre el pasado y descubrir que la famosa Semana Santa de Chinchilla data del año 1586. Seguimos avanzando hacia atrás y, observando el trazado de sus calles, sabemos que es una ciudad indiscutiblemente medieval. Y, por último, atendiendo a su toponimia descubrimos el topónimo de Saltigi en esta ciudad, probablemente de época íbera (circa VI a.C.), para más tarde llegar los romanos y explotar todas las vías de comunicación existentes en la zona. De hecho, los íberos la llamaban Monte Arrago, que quiere decir ‘monte de esparto’. El estudioso Pocklington plantea que el palabro Chinchilla es el resultado de la evolución de Saltigi desde el mozárabe y andalusí con la suma del sufijo íbero –ella. Así que no, Chinchilla de Monte-Aragón no data del año 2014 como su bandera, sino que alberga siglos de historia a sus espaldas.

A continuación, me gustaría acercaros un poco a la historia de Chinchilla de Montearagón a través de los diferentes edificios y lugares emblemáticos que podemos ver al dar un paseo por este lugar tan precioso y tan sumamente cargado de patrimonio.

Mientras tanto, yo cumplo 30 años y sigo llevando a conocer esta maravillosa ciudad a todas las visitas que vienen a verme a Albacete.

  • Garitas de vigilancia

Es cierto que cuando a uno le hablan de Chinchilla, lo primero que le viene a la cabeza es el Castillo que corona su Cerro de San Blas en medio de kilómetros de extensas llanuras. Pero yo como voy por libre, cuando aterricé en Chinchilla lo que me llamó la atención a más no poder fueron las diferentes garitas de vigilancia que se pueden encontrar en los lugares más insospechados de esta pequeña ciudad.

En 1836 un decreto declara la ciudad de Chinchilla Lugar de Interés Estratégico Defensivo. Este nombramiento nos cuadra más si recordamos que en el siglo XIX tuvieron lugar la Guerra de la Independencia y, más tarde, las Guerras Carlistas.

No encuentro nada más sobre estas construcciones tan peculiares, pero dando un paseo, pregunté a un señor qué eran, y me dijo que eran nidos de ametralladora de la Guerra Civil española. Si alguien sabe un poquito más de ello, encantada de que me lo chivéis.

Ese pasado íbero del que hablábamos al principio lo podemos constatar gracias a los restos de una necrópolis que se encontraron en lo que hoy se llama Necrópolis Íbera de Pozo Moro. Dicen que en estas tumbas se encuentra la de un rey de la zona que sitúan entre el siglo VI al V a.C.

Imagen tomada de Albacete Capital

Como ya anunciábamos escasas líneas más arriba, el Castillo de Chinchilla se encuentra en lo alto de esta población, haciendo que resalte sobre las llanuras esta fortificación.

Maqueta del Castillo de Chinchilla en la Oficina de Turismo de la ciudad

Al resultar Chinchilla un punto estratégico de defensa continuada contra los cristianos, los musulmanes construyen este castillo para rechazar las incursiones del norte. Aprovechan la torre que ya habían edificado los romanos y conforman una ciudad amurallada, no solo un punto de defensa en los mapas.

Panorámica del Castillo tomada por María

Este enclave fronterizo pertenecía a la Taifa de Murcia y cae bajo manos cristianas en el siglo XIII. Sin embargo, no hace falta remontarnos tantos siglos atrás para observar que este castillo tiene un largo pasado bélico a sus espaldas. Si dejamos a un lado la Edad Media y nos venimos a la etapa contemporánea, en el siglo XIX las tropas francesas de la Guerra de la Independencia (1812) arremeten contra el castillo hasta lograr dañar la torre del homenaje. De hecho, hoy en día ni se conserva.

Foso del Castillo fotografiado por Irene

Esta puerta de la ciudad formaría parte del recinto amurallado que construyeron los musulmanes cuando pasaron a convertir la fortaleza de Chinchilla en ciudad amurallada. De las diversas puertas que había, es la única que se conserva hoy en día.

De ese pasado musulmán, además de conservar la muralla y el castillo, también podemos pasear por sus calles y descubrir los baños árabes.

Son los únicos de esta comunidad que se conservan en la provincia albaceteña y los encontramos absorbidos por un edificio privado

  • Casas señoriales

Son numerosos los escudos que podemos apreciar en gran cantidad de fachadas chinchillanas. De todos estos escudos familiares os dejo unas cuantas fotos para que os sintáis dando un paseo por las calles de Chinchilla. No os los pongo todos para que los descubráis vosotros mismos dando ese paseo.

Hablando de casas vamos a acercarnos a otro tipo de viviendas más modestas que las de los grandes señores. Estamos hablando de las famosas casas-cueva de Chinchilla.

Son muy abundantes este tipo de viviendas y las más famosas son las llamadas del Agujero. Fueron excavadas en la roca en el siglo XVI por los moriscos expulsados de Granada. Las del Agujero se encuentran al lado de la Puerta de Diablos y Tiradores y, las de los Patios, a lo largo del recorrido de la muralla.

Es la primera iglesia que se edifica en Chinchilla y, por ende, la más antigua. Data del siglo XIV y se erige sobre el antiguo alcázar musulmán. Los cristianos se asentaron alrededor de esta iglesia porque eran poquitos y el lugar, al encontrarse en lo alto, era fácil de defender.

A Chinchilla le otorgan la categoría de ciudad en 1422. Todos recordamos quienes son los Reyes Católicos, si bien es el padre de Isabel la Católica quien atribuye este nombramiento a Chinchilla, Juan II.

La llave de la ciudad es entregada como acto simbólico en el que se hace entender que la ciudad acoge de buena fe al receptor de la llave. A mí me resulta muy entrañable que la llave se encuentre en una hornacina bajo el arco de entrada del Ayuntamiento a la ciudad, Arco de la Villa. Es una bienvenida muy simbólica para cualquier visitante que se acerque a descubrir Chinchilla.

En su interior no se conserva nada de lo que fue. Había dos cuartos como prisión de mujeres y, lo que es la actual Comisaría de Policía, los calabozos para los hombres.

O para mí el sitio donde practicaban esgrima cuando yo salía a pasear a mi perra.

Las tercias reales de Chinchilla se asientan en un edificio renacentista y era una especie de pósito, pues en él se almacenaban los diezmos. Este almacén es nombrado ‘tercia’ porque sus plantas se dividen en tres partes.

Los siguientes edificios que nos vamos a encontrar en Chinchilla son los más importantes y se ubican en la Plaza de La Mancha. El ayuntamiento, la iglesia, el casino o la torre del reloj, entre otros.

El casino y la torre del reloj. Foto de Irene

Comencemos por el ayuntamiento de fachada barroca. Comentábamos antes que la llave de la ciudad se encuentra bajo su arco. Este Arco de la Villa se encuentra custodiado por dos cañones, los cuales fueron reubicados en los flancos de esta entrada a la ciudad tras ser recuperados en la Guerra de la Independencia.

Fachada del Ayuntamiento de Chinchilla, Arco de la Villa y los cañones

Para mi sorpresa me vuelvo a encontrar con el artista, artesano, escultor, entallador, imaginero y maestro Jamete, aquel que conociera a través del espectacular Arco de Jamete en Cuenca. No solo se encuentra en la construcción de la mayor obra arquitectónica del Renacimiento en España (el Arco de Jamete), sino que también acaba de aparecerme en Chinchilla creando una de las obras más representativas del arte plateresco en Albacete, la cabecera de la Iglesia de Santa María.

Foto de María

Es cierto que este genio recorrió las dos Castillas y también el reino de León dejando su impronta junto a artistas de la talla de Berruguete. Pero a mí me sigue alucinando que ciudad manchega a la que voy, ciudad en la que Jamete se supera y nos deja una joya.

Este convento destaca por su claustro mudéjar, así que volvemos a encontrarnos con la influencia musulmana en el patrimonio chinchillano.

El convento es fundado por la orden de los dominicos y, poco después de su construcción en el siglo XIV, recibe múltiples donaciones de familias conversas en el siglo XV.

Hoy en día se celebra en este recinto el Festival de Teatro Clásico Ciudad de Chinchilla, así que además de la representación pertinente, también se puede contemplar la belleza del lugar.

Incorporada a la Lista Roja del Patrimonio por la asociación Hispania Nostra debido a su estado de abandono, esta estación ferroviaria forma parte del patrimonio civil de Chinchilla. Recordemos que, en el siglo XIX, supuso una de las estaciones de más importancia de nuestro país gracias a constituir el punto de unión entre Madrid, Murcia, Cartagena y Alicante. Hasta 16 vías llegó a haber en este lugar y la población del Barrio de la Estación de Chinchilla llegó a superar la propia población de Chinchilla.

Foto de eldiario.es
  • Molino de Chinchilla

Si nos encontramos en Castilla-La Mancha no podemos dejar pasar la oportunidad de sacar a relucir el molino de viento que hay en Chinchilla. Me costó muchísimo ir a sacarle la foto, y no precisamente por haber ido andando bajo el sol abrasador… Espero que os guste la foto.

Para cerrar este paseo por Chinchilla de Montearagón os dejo la inscripción que presenta el escudo de esta ciudad.

En campo de sinople, un trozo de muralla de plata con dos torreones, almenada, mazonada de sable y aclarada de gules, surmontada de un castillo con idéntico esmalte y metal. En los torreones laterales del castillo sendas águilas, de sable, afrontadas que apoyan sus patas en el homenaje y en los torreones. Surmontando los torreones de la muralla, sendos ciervos del natural pasantes y enfrentados. Al timbre, como es habitual, corona real cerrada española.

Las hojas cayendo

El viento permitía a las hojas hacernos reverencias en medio de aquel claro.
La hierba cubría el suelo de un mullido manto para que nuestros cuerpos pudieran darse cobijo.
La banda sonora venía dada por las notas de las hojas otoñales cayendo a nuestro alrededor.
La vida nos había regalado un momento de paz.
Un momento de paz para nosotros.
Y nosotros hicimos como la mullida hierba y las hojas color otoño, nos dejamos llevar por el viento y nuestros cuerpos de juntaron en el suelo.

Ilustración de Pamela Leichtle